El ejemplo vasco
Hace unas semanas disfruté con mi familia de una estancia lúdica en San Sebastián. El paisaje natural es precioso, y el metropolitano demuestra un nivel envidiable especialmente en urbanismo, transporte y servicios. Comprobé que buena parte de los vascos viven su país de igual forma que lo hacen ingleses, alemanes o franceses con sus respectivos estados. No encontré más que amabilidad cuando me dirigía en castellano a los vascos. Uno de ellos, de tradición familiar peneuvista, me advirtió que Catalunya está yendo hacia un lugar de donde Euskadi está volviendo.
Entendí entonces el camino que han emprendido: son perfectamente conscientes de que viven en un país propio, cuyo nombre comienza además por este término. Saben que tienen una relación con otra estructura estatal, algo inevitable, se llame España o UE, lo que no les impide desarrollar al máximo el alto grado de independencia del que gozan.
He visto en su carácter practicidad, realismo y determinación. Quizá porque han comprobado que hay esfuerzos que mal dirigidos son estériles, pero que empleados sin conflicto, con sentido común y los pies en la tierra, pueden conseguir grandes metas. AURELIO JURADO GONZÁLEZ Suscriptor
La Palma de Cervelló