Cambio de ciclo en Ferrer
El nuevo equipo gestor quiere focalizar la compañía en fármacos innovadores y OTC
Ferrer Internacional cambia de ciclo. El nuevo consejero delegado de la firma, Mario Rovirosa, ha planteado un nuevo plan estratégico para “hacer sostenible el futuro de la empresa” en un sector, el farmacéutico, en el que las compañía pequeñas y familiares como Ferrer solo pueden sobrevivir especializándose e internacionalizándose. “Queremos aumentar nuestras ventas internacionales, focalizarnos en desarrollar y comercializar fármacos innovadores, y en España también en productos de autocuidado de la salud”, explica Rovirosa.
Ferrer fue pionera en el sector en la internacionalización y en la diversificación, anticipando que la pérdida de las patentes, especialmente de su medicamento estrella, la somazina, obligaría a reinventar la compañía. Ahora el grupo factura 635 millones de euros, y más del 60% de ellos procede de los mercados exteriores: opera en 115 países, con filiales propias en 19. “Fuera estamos creciendo a ritmos del 25%, mientras en España bajamos”, reconoce.
La estrategia de diversificarse llevó al grupo a vender genéricos en España, así como productos químicos y vacunas, que exporta a todo el mundo, negocios que le aportan ahora el 20% de la facturación. “Ahora queremos concentrarnos”, señala Rovirosa, que anuncia que busca compradores para estos negocios no estratégicos, por los que podría ingresar unos 100 millones de euros, que prevé destinar a potenciar su negocio de medicamentos de prescripción. “Nos interesaría comprar algún producto ya en el mercado, con derechos internacionales, o alguna compañía focalizada en la innovación. Pero es un sector en el que ahora hay más compradores que vendedores” reconoce.
Rovirosa explica que el giro de Ferrer conlleva volver a internalizar la I+D, una actividad en la que ahora invierte el 6% de sus ventas, unos 40 millones de euros anuales. El grupo había optado en los últimos años por tener participaciones financieras, incluso mayoritarias, en compañía innovadoras como Abac o Spherium Biomed, en las que prevé que otros inversores tomen el relevo. Así, el grupo centrará sus recursos en productos de desarrollo interno: tiene un equipo de 35 personas en Barcelona y 30 en Silicon Valley, en su filial Alexza, que tienen en fases avanzadas de desarrollo cinco nuevos fármacos “de los que tenemos los derechos comerciales, lo que no sucede cuando invertimos a través de participadas”, reconoce. La firma desarrolla en España una terapia para accidentes de médula ósea y otra para la retinopatía diabética, y en Estados Unidos fármacos inhalados para la epilepsia, el Parkinson y el síndrome del vómito cíclico, que prevé lanzar a partir de 2022. “No somos una gran multinacional y hemos de centrarnos en productos con un riesgo técnico controlado”, reconoce Rovirosa, que explica que el grupo quiere centrarse en enfermedades del sistema nervioso central, cardiometabólicas y tratamiento del dolor.
Ferrer es dueño de Gelocatil y de marcas como Repavar y OTC, y factura a anualmente 30 millones de euros en el sector de medicamentos publicitarios. “Vamos a potenciar los formatos originales, como el Gelocatil de 650 gramos”, explica Rovirosa que recuerda que éste es un mercado local, porque en cada país las marcas son distintas, y que el grupo ha decidido trabajarlo solo en España. Así, hace unos meses vendió Trommsdorff,una compañía alemana especializada en medicamentos y suplementos alimentarios, por 100 millones de euros.
Mario Rovirosa, nombrado consejero delegado en marzo, ha dado un vuelco ya al comité de dirección de Ferrer, que ha reforzado con el fichaje de ejecutivos jóvenes de empresas del sector y donde, por primera vez, son mayoría las mujeres.
Uno de sus retos será hacer la firma más eficiente. Ferrer tiene una rentabilidad baja, reconoce Rovirosa, aunque este año prevé casi doblar el beneficio (de los 8,6 millones del 2017 a unos 15 millones), con unas ventas de unos 680 millones, un 7% superiores. Para lograrlo, explica, será clave reducir la complejidad con las desinversiones, la internalización de la I+D, la apertura de filiales para sustituir a los distribuidores en sus principales mercados, y la incorporación de tecnología. La empresa cuenta con 2.200 trabajadores, 1.800 de ellos en España y aunque Rovirosa prevé ajustes descarta plantear un ERE. “Ferrer es una empresa familiar, controlada en un 95% por Sergi Ferrer-Salat y los valores de nuestro accionista son hacer una empresa sostenible, desde luego financieramente, pero también responsable con la sociedad, con el medioambiente y con las personas”, asegura.
El grupo prioriza la innovación y busca comprador para su negocio de química, genéricos y vacunas
Giro hacia la I+D interna: ahora cuenta con cinco fármacos en desarrollo e invierte 40 millones al año