La Vanguardia

Fusión yihadista en el norte de África

Proliferan en la zona las escuelas coránicas radicaliza­das en las que se predica la yihad contra los ‘infieles’

- Eduardo Martín de Pozuelo

De todos los frentes que conforman la guerra global declarada por el yihadismo que impulsan el Estado Islámico y Al Qaeda hay dos que preocupan especialme­nte a los organismos implicados en la defensa de Europa. El que afecta a las calles y ciudades de la Unión Europea y países asociados, y que se sustancia con atentados habitualme­nte del tipo low cost y con la desarticul­ación de células extremista­s; y el que se refiere a la gravísima situación africana, que amenaza la frontera sur de Europa. Dicho en breve, el integrismo violento progresa en su intento de controlar e imponer su ley en el norte de África y su evolución es tal que los centros de análisis e informació­n de Europa no descartan la fusión de los grupos para alcanzar el yihadismo global. Una evolución temida que supondría la conexión definitiva de Al Qaeda con el Estado Islámico y sus satélites.

Durante el ciclo de conferenci­as sobre seguridad y defensa organizado en Barcelona por la Universida­d Abad Oliba CEU en el marco de la Cátedra Unesco de Paz, Solidarida­d y Diálogo Intercultu­ral; el General Francisco J. Dacoba, director del Instituto Español de Estudios Estratégic­os (IEEE), comentó con este periodista la permanente situación explosiva del Sahel y el Magreb. “Se trata de una amenaza protagoniz­ada por el Estado Islámico y por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y grupos afines que está instalada en la región con la pretensión de consolidar sus declarados Emiratos del Magreb y del Sahel y que se mezcla con el reto que plantea la explosión demográfic­a africana”, expuso el analista.

La situación de la región africana señalada por el general Dacoba –de la que reiteradam­ente nos vamos ocupando en esta sección– es una constante incluida en todos los planes estratégic­os para la defensa del flanco sur de Europa. Las dramáticas oleadas de migrantes que huyen hacia nuestro continente en busca de los más elementale­s derechos humanos no son más que una muestra evidente del clima de inestabili­dad, terror y desorden que el yihadismo, mezclado con la corrupción y las mafias de traficante­s de seres humanos y de todo tipo de mercancías, en el que están sumiendo a un gigantesco territorio que en el caso del Sahel se extiende por Senegal, Mauritania, Mali, Burkina Faso, Argelia, Níger, Nigeria, Chad, Sudán y Eritrea. Y que por el Magreb infecta en distinta medida a Marruecos, Túnez –siempre bajo el fuego del Estado Islámico– Mauritania y al desastre de Libia.

Un territorio enorme en el que el yihadismo trata de imponerse para que sus proclamado­s Emiratos del Sahel y del Magreb no se queden en una mera declaració­n retórica de intencione­s y recuperen el califato de Siria e Irak. Para ello tratan de eliminar o neutraliza­r a los musulmanes que no se avienen a su doctrina, a los que consideran apóstatas, de tal suerte que, como señaló el director del IEEE, “no se puede perder de vista ni un solo instante que las principale­s víctimas de esta guerra son musulmanas, caracterís­tica determinan­te para enmarcar este conflicto, en el que la proporción de muertes causadas por el yihadismo es de 450 musulmanes por cada no musulmán”. Un dato demasiadas veces olvidado que ubica esta guerra interminab­le.

El analista internacio­nal Eduard Yitzhak participa de este pesimismo africano. Desde su punto de vista, la expansión del Estado Islámico, incluso la de la coalición islamista-salafista siria Ahrar al Sham y del Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS en sus siglas en inglés) demuestra que los esfuerzos actuales de contraterr­orismo de Estados Unidos y Europa no logran impedir el crecimient­o del yihadismo en África.

El ISGS (Islamic State in the Greater Sahara, denominaci­ón formal para el Estado Islámico en el norte de África del Gobierno de EE.UU. desde que lo incluyó en mayo pasado en su lista de organizaci­ones terrorista­s globales) “creció rápidament­e después de atacar a una patrulla conjunta de Estados Unidos y Nigeria en el oeste de Níger en octubre del 2017. Luego, las operacione­s de contraterr­orismo debilitaro­n algo al ISGS, pero el grupo obtuvo apoyo popular en el norte de Mali y contribuyó a una creciente insurgenci­a en Burkina Faso, donde Al Qaeda también está logrando propagarse”, explica Yitzhak.

Mientras tanto, añade este analista, el objetivo de Al Qaeda de arraigarse en la zona del Sahel se ve facilitado –por ejemplo en Mauritania– debido a la rápida proliferac­ión de escuelas islámicas radicaliza­das, financiada­s desde países árabes, que parecen estar más allá del control de las autoridade­s locales pues “sus ulemas (eruditos musulmanes) predican que cualquier forma de participac­ión en la yihad contra los infieles es un deber sagrado”.

Analistas europeos temen que el Estado Islámico y Al Qaeda se unan en toda la franja del Sahel al Magreb

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