Una discusión menos entrañable

JOSEP Pla condensó en Barcelona, una discussió entranyable una serie de escritos sobre la capital catalana, ciudad en la que vivió durante seis años para estudiar en la universidad, pero que continuó visitando a menudo porque en ella tenía a su editor, Josep Vergés. En sus páginas leemos, sobre el Museu Provincial de Barcelona (el embrión del futuro MNAC), posteriormente trasladado del parque de la Ciutadella al Palau Nacional de la Exposición de 1929: “Como Barcelona no había tenido museo, habría sido imposible imaginar que los barceloneses tuvieran una sensibilidad y una curiosidad por esta clase de establecimientos”. Ni siquiera la llegada de las pinturas románicas de las iglesias pirenaicas mejoró esta percepción: “Como no son pinturas fáciles de digerir ni demasiado agradables, sino muy bárbaras, se produjo una revulsión sensacional, que he vivido muy de cerca. He oído inacabables discusiones sobre estas pinturas, a veces, muy agrias”. Afortunadamente, los barceloneses acabaron haciendo las paces con la cultura y, con Pasqual Maragall, al frente apostaron por ella como elemento de transformación urbanística.

Una de las iniciativas de éxito fue el proyecto Del Liceu al Seminario, concebido por Lluís Clotet y Oscar Tusquets, uno de cuyos elementos básicos era el Macba. Sin embargo, un cuarto de siglo después de esta apuesta que dinamizó Ciutat Vella, se nos presenta un dilema: o nuevo CAP o ampliación del Macba. Ada Colau y el Departament de Salut quieren rescindir la cesión al museo de la capilla de la Misericòrdia, mientras que la Conselleria de Cultura se muestra contraria. No es verdad que no haya más lugares donde construir un CAP. La decisión, recibida con alborozo por la regidora Gala Pin, que anunció que lo llevará al pleno con la máxima celeridad, demuestra un desprecio por la cultura. Negarle su valor de transformación social es reaccionario. Y sobre todo antiguo. Pla volvería a escandalizarse.