La Vanguardia

Duro revés electoral de la presidenta de Taiwán, enfrentada a China

- TAIPÉI

Desde que llegó al poder en el 2016, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, ha sentido muy cerca la presión de China. Tsai es partidaria de un país democrátic­o e independie­nte frente a una China que lo reclama como propio. Ayer, después de un duro revés en las elecciones municipale­s, Tsai dejó la dirección del Partido Progresist­a Democrátic­o (PPD), hoy en el poder, lo que pone cuesta arriba su candidatur­a a la reelección el año que viene.

La campaña, como ha denunciado Tsai, se ha visto muy influencia­da por las “noticias falsas” que ha divulgado Pekín. Las autoridade­s chinas, evidenteme­nte, han negado estas acusacione­s.

El PPD perdió las alcaldías de dos ciudades importante­s: Taichung, la segunda más grande del país, y Kaohsiung, en el sur, plaza que había controlado desde hacía dos décadas y donde en los años setenta arrancó el movimiento pro democrátic­o. El Kuomingtan­g, partido de la oposición favorable a China, ganó ambas alcaldías. El Kuomingtan gobernaba China cuando la revolución comunista de 1949 forzó a sus líderes a refugiarse en Taiwán.

Al valorar la derrota, Tsai destacó que “las reformas, la libertad y la democracia, así como la protección de la soberanía del país, son los objetivos a los que el PPD no va a renunciar”.

El PPD ahora sólo controla seis municipios mientras que el Koumingtan­g tiene 15. El alcalde de Taipéi, la capital, el independie­nte Ko Wen Je, mantenía anoche un duro pulso con el candidato del Koumintang.

Los electores, que acudieron masivament­e a las urnas, han castigado al partido gobernante por la lentitud en las reformas del sistema de pensiones y de la Justicia. Otra causa del desencanto popular es la decadencia de Taipei, antes uno de los principale­s puertos asiáticos, pero que hoy ha perdido mucho negocio a favor de China. Tsai, asimismo, como ha denunciado la oposición pero también alguno de sus partidario­s, no ha cumplido la promesa de reducir el déficit y combatir la contaminac­ión.

La tensión en el estrecho de Taiwán ha ido en aumento en los últimos años. China suele hacer maniobras militares allí y en torno a la isla.

Tsai iba camino ayer de perder otro pulso político, esta vez a favor de los homosexual­es. Los electores parecían inclinarse contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo que supone un duro revés a Taiwán como bastión del progresism­o social.

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