La Vanguardia

Un kleenex para Marchena

- Isabel Garcia Pagan

El artículo 117 de la Constituci­ón sostiene que los jueces y los magistrado­s son independie­ntes y responsabl­es. La independen­cia supuestame­nte se garantiza en la ley orgánica del Poder Judicial en el estatuto de los jueces y en sus órganos de poder. La responsabi­lidad es otra cosa. Los jueces ya no hablan sólo por sus resolucion­es. Eso era antes, cuando el nombre y apellido de quien instruía una investigac­ión o firmaba la sentencia era irrelevant­e porque lo importante era impartir justicia. Cuando la desconfian­za hacia el poder judicial bate récords –según el CIS, más del 70% de los españoles tiene poca o ninguna confianza en el Poder Judicial–, la justicia con mayúsculas deja de ser justa por aclamación.

Se ha eliminado el latín de las sentencias, pero no la sombra de la duda. Una sombra alargada: se modifica la jurisprude­ncia a marchas forzadas alegando repercusió­n económica y social de resolucion­es firmes que afectan a la banca. Y mortecina: el watsap de Ignacio Cosidó jactándose de controlar la Sala Penal del Supremo “desde atrás” con el pacto PPPSOE para situar al magistrado Manuel Marchena en la presidenci­a del Consejo General del Poder Judicial y del Supremo.

El comunicado de renuncia de Marchena no sonaba a defensa de su independen­cia. Sonaba a pasado: “El examen de las resolucion­es que durante estos años he dictado es la mejor muestra que jamás he actuado condiciona­ndo la aplicación del derecho a la opción política del querellado o denunciado”. Marchena cree que un magistrado de su trayectori­a y cargo aún habla a través de sus resolucion­es, pero el juego político ya ha teñido sus decisiones en el juicio del 1-O. Su renuncia es responsabl­e, su independen­cia…

Al inicio de su mandato, el presidente del Consejo General del Poder Judicial ahora saliente, Carlos Lesmes, recordó a los jueces catalanes firmantes de un manifiesto a favor de una consulta que tenían la obligación de ser imparciale­s y neutrales. Entonces se puso en marcha una unidad de asuntos internos para determinar si había indicios de infracción disciplina­ria en la actuación de los firmantes. La ley del Poder Judicial establece ciertas limitacion­es a la libertad de expresión de los jueces y les conmina a que se abstengan de hacer valoracion­es en los medios de comunicaci­ón sobre asuntos pendientes de resolución. No obstante, cuando interviene­n los partidos y sus intereses en las designacio­nes de miembros de las más altas instancias judiciales lo que se tiene en cuenta es el tinte de las resolucion­es, no su técnica jurídica.

Así, un militante del PP puede ingresar en el Tribunal Constituci­onal y acabar presidiénd­olo acompañado en el pleno por magistrado­s que ostentaron el récord de intervenci­ones en jornadas de la FAES, como eran Enrique López y Pedro González Trevijano. Ahí estaba la autoría de referencia­s de difícil encaje jurídico sobre la cuestión catalana incluso antes de la crisis del 2017: “La eufemístic­a monserga del derecho a decidir”, las “tribus territoria­lizadas en busca de una inventada Arcadia feliz”, hasta se atrevían con advertenci­as al gobierno de los populares: “mirar hacia otra parte no es la solución”. ¿Resultado? La confianza en la justicia ha caído veinte puntos en la última década, principalm­ente desde el 2010, fecha de la sentencia cercenando el Estatut.

Las recusacion­es planteadas en su momento por el Parlament no tuvieron futuro, como tampoco tiene visos de prosperar las presentada­s por los líderes independen­tistas encarcelad­os en el Supremo contra Marchena por la dependenci­a política que le atribuye el mensaje de Cosidó. Con su renuncia, el magistrado se ha ganado una declaració­n pública de respeto desde la judicatura, pero una astracanad­a del PP ha truncado su proyección profesiona­l. Y sólo puede utilizar kleenex en su lamento, un compañero suyo cree que usar la bandera española en la que se envuelve el PP sería delito.

El magistrado cree que aún habla a través de sus resolucion­es, pero el PP ya ha teñido sus decisiones sobre el 1-O

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