El lector expone
Iván: “Yo no quiero morir, pero tampoco vivir así”
Por el respeto a la lucha de mi hijo Iván (que el día 30 hará un año que nos dejó para descansar) y por su decisión de defender que la eutanasia es un derecho individual de las personas que necesitan llegar al final con dignidad y quieren estar acompañadas hasta el último momento, quiero compartir estas reflexiones escritas por él: “Esta enfermedad llega de pronto, te agarra por los huevos y día a día se lleva un poco de ti. A estas alturas, física y mentalmente soy casi una lechuga. Pero moral y anímicamente… Ya hace más de un año que me diagnosticaron ELA. Y ese día morí, morí de muchas maneras: murieron mis objetivos personales, profesionales, mis ambiciones, mi sexualidad, mi independencia y, por último, mi dignidad, por lo que viene ahora. Para mí es peor que la muerte, es tal sufrimiento que no tengo intención de pasar por ello. Los cuidados paliativos que me dan son una cantidad de fármacos, opiáceos, que no calmarán mi sufrimiento: sólo me irán dejando lerdo, atontado, adormecido, sin poder articular palabras inteligibles y sin ninguna garantía de cuánto sufrimiento tendré que aguantar hasta llegar al final. La lucha por morir con mi dignidad me está produciendo más sufrimiento y me está matando más rápido que la enfermedad, cuando en estos momentos de mi vida debería estar tranquilo, ya que tengo suficiente con la ELA y su sentencia de muerte. Yo no quiero morir, pero tampoco quiero vivir así”.
La eutanasia no es una obligación, tiene que ser un derecho para la persona que desee esta opción, y no tiene que comportar ninguna condena ni perjuicio para quienes le acompañen en ese momento.
CARMEN BARAHONA
Barcelona