Interconexiones
La importancia de la situación política catalana en las elecciones andaluzas; y la necesaria mejora de la red de transporte público del área metropolitana de Barcelona.
PASADA ya su primera semana, la campaña de las autonómicas andaluzas presenta una curiosa particularidad: a menudo parece que se discuta más en ella de lo que ocurre en Catalunya que de los intereses inmediatos de los andaluces. Y nada permite afirmar que la cuestión catalana no vaya a tener una presencia relevante, e incluso a seguir siendo un eje central, en los debates y las declaraciones que quedan por delante hasta llegar a la cita con las urnas del próximo domingo, 2 de diciembre.
Está claro que el proceso catalán y, en especial, el apoyo que dieron el PDECat y ERC a Pedro Sánchez para que triunfara la moción de censura que derribó a Mariano Rajoy, han tenido una influencia mayor sobre el curso de la política española. Es más, el líder popular Pablo Casado ha convertido este asunto en un caballo de batalla favorito. A su entender, el PSOE se ha sumido en una política indigna porque, siempre según su opinión, estaría haciendo todo tipo de concesiones a los soberanistas catalanes a fin de garantizar, ahora, su apoyo a los presupuestos del 2019. De poco sirve que las relaciones entre socialistas e independentistas sean ahora más bien tirantes. Según Casado, el PSOE estaría dispuesto a empeñar su decoro con tal de recibir inciertos favores del nacionalismo catalán. Así lo proclama el dirigente del PP en el Congreso de los Diputados. Y también en la campaña andaluza, que es estos días su principal ocupación, con 45 actos programados a lo largo de dos semanas para respaldar a su candidato, Juan Manuel Moreno Bonilla.
También contribuye Ciudadanos a la presencia de Catalunya en la campaña que nos ocupa. Inés Arrimadas, líder de la oposición catalana, está echando una mano al candidato naranja, Juan Marín. Más allá de las alusiones que Arrimadas pueda hacer a la situación a la que se enfrenta en Catalunya, su mera presencia en la campaña andaluza contribuye también a reforzar la presencia del tema catalán en tierras sureñas.
Ciertamente, esta presencia, diríamos que excesiva, llama la atención. Porque Andalucía, como el resto de las comunidades autónomas, tiene sus problemas específicos. Concretamente, una tasa de desempleo superior al 24%, muy por encima de la media española, que oscila entre el 16% y el 17%. O una tasa de fracaso escolar del 34%, diez puntos por encima de la media española. O una sanidad pública que figura en la mitad baja de la tabla comparativa de las comunidades autónomas. Creemos que agradaría más al conjunto de los andaluces que las prioridades de los aspirantes al cargo de presidente de la Junta se orientaran hacia propuestas concretas para paliar los mencionados déficits.
Por el contrario, en la izquierda, ni el PSOE ni Adelante Andalucía esgrimen el tema catalán con el mismo entusiasmo que sus rivales. Susana Díaz, la candidata socialista, porque prefiere defender su cartel y acaso piense que la presencia de Sánchez, dadas sus líneas de diálogo con el independentismo, no va a serle de mucha ayuda. Y también porque, llegado el caso, se las arregla sola para mitinear en clave andalucista.
El próximo domingo sabremos qué frutos ha dado en la campaña andaluza esta sobreexposición catalana, a veces de trazo grueso, confundiendo el todo con la parte. Al decir de las encuestas, quizás no vaya a ser muy rentable. Los sondeos dan al PSOE casi un 33% de los votos, con una cómoda ventaja sobre los otros tres partidos, que se sitúan alrededor del 20%.