La nueva red gana frecuencia pero aún busca la velocidad
El mapa de la red de autobuses que ha sido reemplazado por la red ortogonal era conocido en el argot interno de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) como el espagueti. La gran cantidad de líneas se cruzaban unas con otras y hacían enrevesados recorridos que respondían en parte a históricas líneas del viejo tranvía. Hace una década, sin el comodín de las aplicaciones móviles inventado, era habitual ver a gente frente a los grandes mapas de las paradas con cara de estar ante una ecuación indescifrable.
La entrada en funcionamiento de la nueva red de autobús ha introducido racionalidad y líneas más o menos rectas en horizontal, vertical y diagonal. La cuadrícula de Ildefons Cerdà en el Eixample es el punto de partida y se trata de prolongar ese espíritu al resto de la ciudad, cruzándola de punta a punta siempre que la geografía urbana lo permite.
El nuevo dibujo, además, se ha acompañado de una mayor frecuencia de paso de entre cinco y ocho minutos en hora punta. En cambio, no ha conseguido mejorar la velocidad comercial del servicio, la gran asignatura pendiente de los autobuses barceloneses. Los responsables del proyecto achacan este problema al incremento del tráfico en los últimos años y a la captación de más usuarios. “Las nuevas líneas tienen más pasajeros y cuanto más ganan, más se tarda en subir y bajar a la gente”, apunta el direc- tor de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Adrià Gomila. De hecho, algunas de las líneas corren el riesgo de morir de éxito. Subirse a los autobuses de la H12 que recorren la Gran Via en hora punta por la mañana es a veces misión imposible. Como contraprestación, Gomila destaca otra variable, la regularidad. “El tiempo que realmente se hace largo no es el de viaje, sino el que se pasa esperando en la parada –explica–, por eso es igual de importante garantizar que no pasen uno detrás del otro y se garantice un tiempo de espera con la misma concepción que tiene el metro”.
El despliegue de las nuevas líneas ha ido acompañado de actuaciones en la infraestructura para mejorar la velocidad comercial. Visto que los resultados han sido tímidos, desde el Ayuntamiento apuestan por profundizar en ello. “No nos vamos a quedar aquí, se pueden sumar más kilómetros de carril bus, favorecer la prioridad semafórica en más cruces…”, explica la concejal de Movilidad, Mercedes Vidal. Los técnicos de TMB también evaluarán recorridos y no se cierran a tener que adaptar algunos de ellos a demandas concretas. Y es que cada nueva fase de la red de bus ha ido acompañada de quejas. Si antes del verano fueron los vecinos de las Tres Torres, esta vez han sido los de Les Corts, que ven como a partir de hoy la H10 pasa de empezar y acabar cerca del Camp Nou a hacerlo en la plaza de Sants, dejando de prestar servicio a su barrio.