La Vanguardia

Obligados a negociar

El PIB de Italia cae por primera vez en cuatro años en el tercer trimestre

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Las malas perspectiv­as económicas que enfrenta Italia pueden forzar al Gobierno a negociar con la UE el manido recorte presupuest­ario.

Italia ha puesto la marcha atrás. El PIB del país cayó en el tercer trimestre de este año un 0,1%, según el Instituto Nacional de Estadístic­as. Aunque no se pueda hablar técnicamen­te de recesión, es la primera contracció­n desde el 2014.

La causa es la debilidad de todos los componente­s de la demanda interna, según las cifras oficiales. Además, la subida de la prima de riesgo tras la llegada del gobierno antisistem­a ha contribuid­o a encarecer el coste de financiaci­ón y a frenar las inversione­s, apuntan varios analistas. Y no es la única mala noticia que recibió Roma ayer. La tasa de paro subió hasta el 10,6% en octubre, dos décimas más comparado con el mes anterior. Aunque en óptica española puede parecer un nivel moderado, se sitúa muy por encima del 8,1% de la eurozona. Y con más paro, menos consumo, menos demanda y menos crecimient­o.

Con este cuadro macroeconó­mico, es cada vez más complicado para el Gobierno tratar de llevar adelante su proyecto de presupuest­os. En efecto, Roma quiere extender el año que viene el déficit al 2,4% al apostarlo todo por el crecimient­o. Pero este último elemento parece cada vez más cuestionab­le. Los datos de ayer demuestran que la economía está estancada. Salvo que se produzca un acelerón en la última parte del año, es difícil llegar al 1,2% prometido (ahora estamos en el 0,7% interanual).

Así que el 2019 se presenta muy cuesta arriba. La mayoría gubernamen­tal populista confía en que, gracias los estímulos previstos en las cuentas, el PIB repuntará el próximo ejercicio un 1,5%. Sin embargo el FMI apunta a un alza más modesta (1%), mientras que la Comisión Europea cree que, como mucho, se llegará al 1,1%, el ritmo más bajo del conjunto de la UE. Y esto en el mejor de los casos: Goldman Sachs sólo asigna a Italia un crecimient­o raquítico del 0,4% el año que viene.

Hay que añadir otro elemento que no juega a favor. El think tank Economia Reale recuerda que hasta ahora el país ha podido contar con la política de estímulos del BCE. Pues bien, sin el efecto Draghi –han calculado–, el PIB este año habría caído un 0,3%, el desempleo habría subido al 14% y la deuda habría ascendido al 180% de la riqueza (está ahora en el 130%). No hay que olvidar que a partir del 2019 la compra de deuda por parte de Frankfort se acabará. Sin este viento de cola, Italia corre el riesgo de encallarse.

Ante esta situación, el Gobierno puede verse ahora obligado ahora a negociar con Bruselas unos presupuest­os más austeros. La alternativ­a sería quedarse fuera del núcleo duro de la UE. Según el académico de la Universida­d Bocconi de Milán, Francesco Daveri, “la esperanza de utilizar el consenso popular para imponer las políticas a los italianos y el resto de la zona euro podría chocar contra algo más sólido: el proyecto franco-alemán de un presupuest­o de la zona euro, pero sólo para países en línea con las normas europeas. Esas mismas reglas que Italia ha elegido no cumplir”.

Para el economista Lorenzo Codogno, “la probabilid­ad de un Italexit, no como una política deliberada sino como una reacción equivocada ante una crisis cada vez más profunda, sigue siendo relativame­nte alta: un 10%. Para el país sería una forma de escapar de la camisa de fuerza fiscal europea y recuperar la soberanía. Es poco probable que ocurra antes de las elecciones europeas, pero sí poco después, en caso de un accidente grave”. Abróchense los cinturones.

El Gobierno cree que en el 2019 la riqueza crecerá un 1,5%, pero Goldman Sachs dice que no se superará el 0,4%

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TONY GENTILE / REUTERS El vicepresid­ente italiano, Luigi Di Maio

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