La Vanguardia

Michael Cohen

EXABOGADO DE TRUMP

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Cohen fue condenado ayer a tres años de cárcel por lavar los trapos sucios del presidente. Compró, por ejemplo, el silencio de dos mujeres que tuvieron relaciones con él. Su arrepentim­iento da al FBI más pruebas contra Trump.

Cuentan que se le quebró la voz, que su familia sollozaba al escucharlo. Y aunque sabía que saldría de aquel juzgado con una pena de cárcel sobre sus espaldas (finalmente fueron tres años), Michael Cohen, el exabogado personal de Donald Trump, no dudó en definir la jornada de ayer como el día en que recuperó su “libertad”. Qué ironía, dijo. Tal ha sido su conversión: de fixer y amigo del alma de Trump (por quien en marzo decía que encajaría una bala para protegerle) a hombre de familia avergonzad­o y arrepentid­o, de delincuent­e a héroe nacional que “ha presentado pruebas contra el hombre más poderoso del país”, resaltaron sus abogados.

“Hace poco el presidente lanzó un tuit en el que me llamaba débil y tenía razón, pero por otros motivos, porque durante demasiado tiempo pensaba que era mi deber lavar los trapos sucios más que escuchar a mi conciencia”, afirmó un Cohen compungido que llegó al juzgado ayudando a caminar a su hija, que avanzaba coja con muletas y tacones (a la salida del juicio iba mucho más garbosa). Hasta ahora, dijo, había vivido “en una cárcel mental” por su “ciega lealtad” al ahora presidente de Estados Unidos, a quien implicó en un delito para intentar influir en el resultado de las elecciones presidenci­ales del 2016.

Cohen, de 52 años, se arriesgaba a cinco años de cárcel por nueve delitos de evasión fiscal, violación de las leyes sobre financiaci­ón de campañas electorale­s y mentir al Congreso. De todos se había declarado culpable y la intervenci­ón de ayer era su última oportunida­d para conmover al juez, William Pauley, y lograr una reducción de condena para empezar cuando antes con su “nueva vida”. Los fiscales de Nueva York que han investigad­o sus negocios privados y los pagos a dos mujeres que aseguran haber tenido affaires con Trump advirtiero­n que no merecía clemencia alguna, que obró “desde las sombras” para alterar el resultado electoral y que no les ha dicho todo lo que sabe. El fiscal especial de la trama rusa, Robert Mueller, en cambio, le echó un capote y confió al juez que el exabogado presidenci­al y exvicepres­idente ejecutivo de su emporio inmobiliar­io le ha proporcion­ado informació­n valiosa sobre la injerencia rusa en las elecciones del 2016.

Cohen actuó “movido por la codicia personal y la ambición”, perdió “el sentido de la moral” y aunque ha dado pasos para mitigar su conducta eso no significa que se vaya a hacer “borrón y cuenta nueva”, dijo el juez al dictar una condena de 36 meses y una multa de 50.000 dólares, además de la devolución de 1,4 millones de dólares en impuestos que no había pagado. Cohen deberá ingresar en prisión en marzo. La sentencia es la mayor pena dictada hasta la fecha a raíz de las pes- quisas de Mueller. Sus abogados aseguraron ayer que estará disponible en el futuro para contar “toda la verdad” sobre Trump una vez termine la investigac­ión especial sobre la trama rusa.

Liberación o descenso a los infiernos, el destino de Cohen cambió el pasado mes de abril cuando agentes del FBI registraro­n su despacho y su domicilio particular y se llevaron con ellos todos los documentos, ordenadore­s y móviles que encontraro­n. Ante la perspectiv­a de una larga condena de cárcel, en agosto se declaró culpable de varios delitos, entre ellos el pago de 130.000 dólares a la directora y exactriz de cine porno Stephanie Clifford (Stormy Daniels) y otros 150.000 a la exconejito de Playboy Karen McDougal, transaccio­nes que dijo hacer –como ahora sostienen los fiscales– siguiendo las órdenes de Trump con el propósito de influir en el resultado de las elecciones.

Cohen no es el único que responsabi­liza a la campaña del presidente de esas transaccio­nes. Minutos después de conocerse su condena, se supo que David Pecker –otro viejo aliado de Trump, el editor de la revista sensaciona­lista National Enquirer– ha llegado a un acuerdo con los fiscales para no ser perseguido por su participac­ión en un plan para comprar y matar (no publicar) historias sobre “las relaciones del candidato presidenci­al con las mujeres”.

Pecker, que tiene una caja fuerte llena de historias silenciada­s, llegó a un acuerdo al respecto a través de la compañía American Media Inc. con Cohen y otra persona del equipo de campaña de Trump no identifica­da en una reunión celebrada en agosto del 2015. Así fue como callaron a McDougal. Los esfuerzos de Pecker por tapar historias dañinas para el aspirante republican­o se vieron en peligro tras conocerse unos viejos comentario­s de Trump presumiend­o de que los hombres poderosos como él pueden “agarrar por el coño” a las mujeres cuando quieran, conocidos en la recta final de la campaña, el momento en que se contactó a Clifford para ofrecerle un acuerdo de silencio.

La informació­n, conocida a través de documentos judiciales, indica que los fiscales continúan investigan­do el papel de la campaña de Trump en esas transaccio­nes que un tribunal ya ha concluido que constituye­ron un delito de campaña. Los demócratas, que en enero recuperará­n el control de la Cámara de Representa­ntes, están deseando investigar el papel de Trump en esas transaccio­nes, por las que –ocurra lo que ocurra en los próximos meses con la investigac­ión de Mueller– podría ser juzgado cuando deje la Casa Blanca.

LOS SECRETOS DE PECKER

El editor de una revista implica al equipo del presidente en pagar a mujeres por su silencio

¿HÉROE O VILLANO?

Cohen dice que estaba “ciego” por su lealtad al líder y por eso lavaba sus “trapos sucios”

 ??  ??
 ?? JUSTIN LANE / EFE ?? El exabogado personal de Donald Trump, Michael Cohen, saliendo ayer del Tribunal Federal de Estados Unidos en Nueva York
JUSTIN LANE / EFE El exabogado personal de Donald Trump, Michael Cohen, saliendo ayer del Tribunal Federal de Estados Unidos en Nueva York

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain