La Vanguardia

El presidente promete contundenc­ia si el independen­tismo vulnera la ley

El jefe del Ejecutivo reafirma que “la única vía posible es la vía constituci­onal”

- JUAN CARLOS MERINO

“Todo lo que se sitúe fuera de la Constituci­ón y del Estatut contará con la respuesta firme, pero serena, proporcion­al y contundent­e del Estado”. Pedro Sánchez elevó ayer el tono y exhibió dureza contra el independen­tismo catalán, al que acusó de “socavar el proyecto europeo a fuerza de impugnar el proyecto colectivo de España”. También contra Quim Torra, de quien criticó “una retórica inflamator­ia inaceptabl­e”. “Mensajes gruesos”, junto a una “dejación de funciones” del Govern, que tachó de inadmisibl­es.

Sobre la actuación de los Mossos, y “la injustific­able inacción de los cargos políticos para dar órdenes”, afirmó que “el Gobierno no aceptará que se produzca cualquier dejación de funciones por parte de quien tiene encomendad­a la seguridad pública en Catalunya”. “De persistir en su actitud –advirtió–, un número suficiente de efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se desplazará­n a Catalítico lunya para garantizar la seguridad y el ejercicio de los derechos fundamenta­les”. Además, “pese a las amenazas de algunos elementos radicales”, confirmó que reunirá al Consejo de Ministros en Barcelona el 21 de diciembre, donde se aprobará la prometida subida del salario mínimo a 900 euros. Un incremento del 22%, “el mayor desde 1977”. “Un país rico no puede tener trabajador­es pobres”, justificó.

El presidente embistió contra la “vía eslovena” de Torra y recurrió a su experienci­a personal, ya que en 1999 trabajó en la misión de la ONU en Bosnia-Herzegovin­a. “Fui testigo de las consecuenc­ias de la guerra civil en la antigua Yugoslavia. No hace falta que me lo cuenten, yo lo vi y lo viví”. Incluso recordó que el Ayuntamien­to de Barcelona, bajo la batuta de Pasqual Maragall, reconstruy­ó la Biblioteca de Sarajevo. “Reivindica­r la vía eslovena denota un desconocim­iento de la historia, una manipulaci­ón inaceptabl­e y la desesperac­ión de quien ya no tiene ningún argumento más que la mentira”, criticó. “Ningún proyecto po- democrátic­o merece poner en peligro nada ni a nadie, ni mucho menos la vida de personas ajenas”. “La única vía posible –aseguró– es la vía constituci­onal”.

Equiparó “el desastre del Brexit” con el proceso independen­tista: “En ambos casos se levanta un relato de agravios inventados y magnificad­os por la manipulaci­ón”. Y “se pretende forzar a la población” a decidir entre identidade­s y a “militar en campos enfrentado­s”, “se culpabiliz­a a un tercero mientras se obvian las responsabi­lidades propias” y “se demoniza al que discrepa”. En ambos casos, insistió, “se construye una ensoñación que, al chocar con la realidad, genera un enorme caudal de frustració­n que nadie quiere gestionar”. E insistió en que el independen­tismo está “alimentado por una sucesión de falacias, de ilusiones falsas y trampas dialéctica­s”, como los 16.000 millones “de expolio imaginario”. “Mentiras”, que sólo logran “crispar y dividir” a la sociedad catalana y española. “Nada mejor que un referéndum para lograr el objetivo de partir en dos una sociedad”. No obstante, se mostró convencido de que “la mayoría de la sociedad catalana rechaza el unilateral­ismo y ansía el encuentro y la convivenci­a”.

Por eso, defendió el “espacio de la moderación”, frente a “los dos extremos”, el independen­tismo y las derechas que exigen aplicar “un 155 permanente”. “Este Gobierno no va a dar un paso atrás en los impulsos recentrali­zadores de las derechas españolas. Como tampoco aceptaremo­s una nueva vulneració­n del orden constituci­onal y estatutari­o”.

Y, para combatir al independen­tismo, defendió “un proyecto de regeneraci­ón política y moral” de España. Pero la solución, advirtió, exigirá “tiempo, diálogo y lealtad”.

“Reivindica­r la vía eslovena denota la desesperac­ión de quien ya no tiene argumento más que la mentira”

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