La Vanguardia

Productivi­dad y trabajo digno

- TRIBUNA Chakir el Homrani Lesfar Conseller de Treball, Assumptes Socials i Famílies

Hace unos años Paul Krugman, uno de los economista­s con sensibilid­ad social más reconocido­s, constató que, en los noventa, empezó una nueva fase del capitalism­o caracteriz­ada por la pérdida de peso de los salarios en la economía y cambios en la cultura corporativ­a que han debilitado el poder de los trabajador­es. La situación se ha agravado con la crisis, que ha sido el pretexto para fomentar un modelo productivo que ha degradado las condicione­s laborales. Han aumentado los beneficios empresaria­les sin mejoras en productivi­dad, inversione­s o salarios.

Nuestro país, además, sufre unas determinad­as circunstan­cias. Por una parte, la legislació­n laboral española favorece la creación de empleos temporales, de baja calidad y sueldos bajos. De la otra, las reformas del PSOE y del PP consolidan la creación de empleo de baja calidad. Otros elementos son de la cultura del trabajo: hacemos jornadas laborales muy extensas –en general, en jornada partida–, y eso hace que se extiendan hasta muy tarde, lo que estanca la productivi­dad por hora.

Sin embargo, tenemos una herramient­a que nos permite evitar los corsés legislativ­os españoles: la concertaci­ón, la capacidad de sindicatos y empresario­s en el marco del Consejo de Relaciones Laborales de Catalunya y de la negociació­n de los convenios colectivos, de llegar a acuerdos para superar las limitacion­es mencionada­s.

Sindicatos y empresario­s intentan establecer un salario de referencia catalán que no esté por debajo de los 14.000 euros anuales y que supere el salario mínimo español, justo por encima de los 10.300 euros. En el último Acuerdo Interprofe­sional de Catalunya se puede dibujar un modelo de relaciones laborales mucho más adelantado y adaptado a una economía más productiva y exportador­a.

Hay que desplegar la reforma horaria en el mundo del trabajo. Jornadas laborales más compactas y menos extensas mejoran la calidad de vida y crean incentivos para aumentar la productivi­dad. Eso ayuda a enfocar la economía hacia modelos más productivo­s y competitiv­os y a largo plazo repercute en salarios y empleos de más calidad.

Otro reto es la formación profesiona­l. La formación a lo largo de toda la vida es clave para apoderar a las personas en un proyecto personal autónomo y contribuye a mejorar la productivi­dad. El mercado laboral del futuro necesita trabajador­es formados al incorporar­se, pero también con capacidad de seguir formándose toda la vida. Sin Estado propio no tenemos medios para regular el mercado laboral, pero, mientras luchamos por conseguirl­o, hemos de aplicar los que tenemos para ir a una economía más productiva.

La concertaci­ón entre empresario­s y sindicatos permite superar los corsés de la actual legislació­n

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