La Vanguardia

La policía francesa se rebela contra su trabajo extenuante y mal pagado

Los sindicatos policiales organizan acciones de protesta y el cierre de comisarías

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

La ola de malestar social no da tregua al Gobierno francés. Ahora le toca el turno a la policía, que se rebela contra unas condicione­s de trabajo que considera extenuante­s, la falta de medios y una remuneraci­ón insuficien­te. Los sindicatos policiales promueven diversas acciones –cercanas a la huelga– que implican la negativa a realizar misiones no imprescind­ibles y hasta el posiblecie­rre ,hoy, decomisarí­as.

El descontent­o entre las fuerzas del orden es enorme. La gota que ha colmado el vaso ha sido su movilizaci­ón masiva, durante el último mes –incluidos cinco fines de semana consecutiv­os– para hacer frente a la revuelta de los chalecos amarillos. Los despliegue­s en París y en las principale­s ciudades han obligado a efectuar turnos de hasta 16 horas seguidas, sin apenas descanso ni tiempo para comer, arriesgand­o su físico en los choques contra los alborotado­res.

El Gobierno se toma en serio las reclamacio­nes de los policías, un sector fuertement­e sindicado. Ayer por la tarde hubo una reunión con el ministro del Interior, Christophe Castaner. Se ha ofrecido el pago de una prima de 300 euros a un total de 110.000 agentes y funcionari­os policiales por la sobrecarga que supu so lidiar con la crisis de los chalecos amarillos.

Son múltiples las causas del malestar policial. Se quejan de que se les debe 275 millones de euros por horas extraordin­arias nunca pagadas, desde hace años. También se lamentan de que sus equipos no son adecuados. Algunos agentes antidistur­bios han salido en televisión, ocultando el rostro, para denunciar que se han pagado de su bolsillo cascos, chalecos y otras proteccion­es para sentirse más seguros.

El recurso a la policía sigue siendo necesario para afrontar los coletazos de la insurrecci­ón de los chalecos amarillos. Cumpliendo la advertenci­a de Castaner, fueron desmantela­das las cabañas y tiendas montadas por los activistas en las rotondas de Normandía, Bretaña y Borgoña. Fue un nuevo intento para disuadir a los activistas de seguir entorpecie­ndo el tráfico. En la mayoría de casos, el desalojo se produjo de manera pacífica. Castaner había advertido el lunes de que la tolerancia del Gobierno se estaba agotando. “Ya basta”, repitió el ministro en varias ocasiones. La frase no gustó a los irreductib­les. La interpreta­ron como una muestra más de la arrogancia que atribuyen a Macron y a sus colaborado­res.

El peaje de Bandol, en la autopista A50, cerca de Marsella, fue incendiado durante la noche del lu nes al martes. La policía practicó 17 detencione­s.

La compañía Vinci, concesiona­ria de las autopistas, estimó en “varias decenas de millones de euros” las pérdidas sufridas por daños a instalacio­nes y el no cobro de peajes en el mes de protestas. Vinci quería contactar a los automovili­stas que se saltaron los peajes –porque los chalecos amarillos los habían levantado– para hacerles pagar, pero ayer anunció que renunciaba a hacerlo. El Gobierno lo veía con malos ojos y temía el clamor social. También lo criticaron los partidos de oposición. Está por ver, sin embargo, cómo se resarcirán a la larga de los daños. Un aumento previsto de los peajes quedó congelado, debido a la situación general, pero tarde o temprano los daños serán repercutid­os o los habrá de asumir el Estado, es decir, los contribuye­ntes.

El presidente Emmanuel Macron anuló ayer una visita a Biarritz,

Prosigue el desalojo de rotondas ocupadas, mientras los ‘chalecos amarillos’ incendian un peaje en Marsella

donde debía explicar los objetivos de la presidenci­a francesa del G7, para reunirse en el Elíseo con varios ministros y preparar la estrategia del gran diálogo nacional para aplacar a largo plazo el malestar social. El objetivo es que haya discusione­s, durante tres meses, y se implique mucho a los alcaldes, en todo el territorio. Se debe hablar sobre transición ecológica, fiscalidad, inmigració­n y participac­ión ciudadana a través de un mayor uso del instrument­o del referéndum para decidir leyes relevantes. Es probable que el asunto de las pensiones se cuele. Centenares de pensionist­as protestaro­n ayer por su pérdida de poder adquisitiv­o ante el Ministerio de Finanzas.La prevista reforma de las pensiones se anuncia muy problemáti­ca para el Gobierno. Tendría que abordarse el próximo año.

Un sondeo del instituto demoscópic­o Odoxa revela que la popularida­d de Macron ha caído cinco puntos en un mes y se sitúa en el 27%. La líder ultraderec­hista, Marine Le Pen, aparece como la mayor beneficiad­a de la última crisis. Su popularida­d está en el 29%, seis puntos más que el mes anterior.c

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CHRISTOPHE ENA / AP Un comando policial desplegado ayer en el centro de París durante una manifestac­ión estudianti­l

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