La ciudad de los dos ríos
La apuesta por una cultura plural y participativa ha sido determinante en la metamorfosis de la ciudad francesa
La apuesta por una cultura plural y participativa ha sido determinante en la metamorfosis de Lyon, la ciudad de los hermanos Lumière o de Antoine de Saint-Exupéry, el autor de El principito.
El 17 de junio cerró, en el Museo de Historia de Lyon, una divertida Lyon en el diván, metamorfosis de
una ciudad. Excusa: psicoanalizar a Lyon (¿Quiénes son sus padres? ¿Cuáles sus complejos y neurosis ?). Comisaria, una efímera agencia nacional de psicoanálisis urbano. Y participación popular confrontada con análisis de historiadores, científicos, testigos y artistas. Fotos, maquetas, filmes y testimonios, presentaban la evolución de Lyon: “Conquista del espacio urbano, higiene, grandes equipamientos, conexiones y movilidad, la ciudad soñada”.
Es un símbolo del estilo cultural de Lyon, siempre por la ciudad (como la Bienal de Arte Contemporáneo, la de danza), plural y participativa. Y, como el nativo, seria sin tomarse en serio. ¿Cómo podría no ser popular la cultura de la ciudad natal de los hermanos Lumière y el aviador/escritor Antoine de Saint-Exupéry?
Los Lumière inventaron el cine, en 1895, y sobre todo la comunión pública frente a la pantalla. SaintExupéry, pionero de la Aéropostale que unía con aviones que hoy parecen de juguete el sur de América y Europa, poeta y autor consagrado de libros como Vuelo nocturno, murió –en misión de guerra, en 1944- sin saber que su Principito, publicado un año antes en Estados Unidos y en 1946 en Francia, sería el mayor best seller del siglo XX, en una centena de lenguas.
Lioneses son también Thierry Frémaux, cerebro del Festival de Cannes, y Bertrand Tavernier, famoso director de cine. El dúo puso en órbita mundial el Institut Lumière con un festival –desde 2009- cada octubre, y sus más de 200 filmes proyectados en salas de Lyon y alrededores. Allí fueron homenajeados Bardem (“no creo en Dios, pero si en al Pacino”) y Almodóvar, Jane Fonda y Scorsese.
Erigido en 1996 en el mismo barrio de Monplaisir donde los Lumière rodaron la salida de los obreros de su propia fábrica, primer filme de la historia, el instituto cuenta con un rico museo y dos salas de proyección, de 269 y 89 butacas, respectivamente. El programa actual incluye una retrospectiva de Hitchcock, un ciclo Darío Argento, el festival Sergio Leone y, los domingos, filmes para los 10-14 años.
Con el mismo criterio de fiesta popular Lyon tendrá en el 2019 su 15ª Bienal de Arte Contemporáneo, comisariada esta vez por por Jean de Loisy, con su equipo de conservadores del Palais de Tokyo parisino. En el 2017 la bienal convocó 248.000 visitantes (el 44,5% menor de 26 años), 1.300 periodis- tas, 6.000 profesionales, 532 artistas. Y un 63% de las obras fueron creadas especialmente.
Habrá que esperar al 2020 en cambio para la 19.ª Bienal de la Danza, cita de fama mundial que este año atrajo a más de 110.000 festivaleros, vendió 77.337 billetes y se desplegó por primera vez en 44 ciudades y 73 espacios, que acogieron 206 representaciones.
En 1756, Soufflot, creador del Panteón de París, firmó la Opera Grand Théâtre de Lyon, destruida por un incendio en 1826, reconstruida en 1831. Jean Nouvel, ganador del concurso de renovación en 1986, respetó la fachada. Inaugurada en 1993, desde fuera no se adivinan las 18 plantas, 5 en subsuelo, con un anfiteatro, 7 en el cuerpo del edificio y 6 en la espectacular cúpula. Clásica por dentro, por fuera vibra moderna: el hip hop y otras movidas populares se apoderaron del atrio.
Ineludible, aunque hace menos de cuatro años que abrió, e inclasificable, el Musée des Confluences es singular por su recorrido permanente de más de 3.000 m2 que narra “la gran novela de la Humanidad” en cuatro exposiciones: Origenes, los relatos del mundo; Especies, la malla de la vida ; Sociedades, el teatro de los seres humanos, y Eternidades, visión del más allá. Pero también por la diversidad de sus muestras. Acaba de empezar Coleópteros, insectos extraordinarios (“salvo en los mares y los polos, omnipresentes, con propiedades increíbles, nutren mitos y creencias”) y hasta marzo se puede visitar una magnífica Hugo Pratt la línea del horizonte.
En fin, en 1808, en Lyon nació
Guignol, guiñol en medio América, sinónimo de títere. Por eso es importante que el 26 de noviembre haya reabierto, renovado, el MAM, museo de la marioneta creado en 1950 y ahora, con su colección de más de 300 muñecos, con propuesta fundamentalmente interactiva.
¿Cómo podría no ser popular la cultura en la ciudad de los hermanos Lumière y Antoine de Saint-Exupéry?