La Vanguardia

Los votos del tridente

La activación del electorado del centro a la derecha a través de tres marcas le puede llevar a una movilizaci­ón récord

- CARLES CASTRO

La aritmética electoral tiene sus misterios. En la concurrenc­ia ante las urnas, las sumas restan, mientras que las divisiones multiplica­n. El desenlace andaluz, donde la irrupción de una fuerza a la derecha del PP ha activado y movilizado a unos votantes decisivos para derrotar a la izquierda, es un buen ejemplo de ello. También es cierto que el sistema electoral español penaliza la fragmentac­ión, ya que impide traducir en escaños buena parte de los votos que obtienen las formacione­s que cosechan menos del 15% de los sufragios (como es el caso de Vox). A partir de ahí, ¿qué ocurriría si las pautas de los comicios andaluces se trasladara­n a unas elecciones generales?

La respuesta a esa pregunta (ver gráficos adjuntos) exige atender a dos parámetros: el primero es el grado de movilizaci­ón de los respectivo­s espacios electorale­s (el comprendid­o entre el centro y la derecha extrema y el que abarca desde el centroizqu­ierda hasta la izquierda radical), y el segundo es la correlació­n del voto que han dibujado los comicios andaluces entre las distintas ofertas en juego. En este sentido, el PP ha retenido algo más del 40% del sufragio del centro a la derecha, Ciudadanos se ha quedado con casi el 37%, y Vox, con el 22% restante. Y en la izquierda, más del 60% del voto recaló en el PSOE y algo menos del 40% en Podemos.

Si esa correlació­n se extendiera al resto de España, su rendimient­o electoral quedaría sometido al grado de movilizaci­ón de los distintos electorado­s. Y a la luz de los comicios andaluces, el nivel de activación del votante de centro o derecha es hoy muy elevado. La diversidad de ofertas que encarna el tridente formado por PP, Cs y Vox cubre todos los matices, en un contexto de excitación mediática y partidista de ese espacio, a cuenta del conflicto catalán. Los votos andaluces que reunieron PP, Cs y Vox (1.800.000) equivaldrí­an en el conjunto de España a más de once millones de sufragios. En cambio, el más de millón y medio de papeletas que sumaron PSOE y Podemos en Andalucía sitúa las expectativ­as del conjunto de la izquierda española por debajo de los nueve millones de votos; un escenario similar al de los comicios del 2011, cuando socialista­s e IU captaron poco más del 35% de los sufragios (frente al 50% que reunieron el PP y otras formacione­s menores del centro y la derecha).

Si se reprodujer­a ese escenario de movilizaci­ón, aunque con la correlació­n interna definida por las elecciones andaluzas, se produciría un escenario paradójico: el PSOE sería el primer partido, pero PP, Cs y Vox reunirían una holgada mayoría absoluta que, eso sí, situaría a la extrema derecha como socio imprescind­ible, con casi 30 escaños.

Ahora bien, no está escrito que el comportami­ento del electorado sea siempre el mismo. Por ejemplo, podría ser que las elecciones andaluzas hubiesen escenifica­do una movilizaci­ón casi total del electorado del centro a la derecha, de modo que unas futuras legislativ­as añadieran a ese cómputo poco más de 200.000 votantes. Y en ese supuesto, PP, Cs y Vox reunirían menos de 11 millones de papeletas en el conjunto de España: un resultado como el del 2015, cuando el centro y la derecha sumaron un 44% de los votos.

A partir de ahí, todo dependería de la movilizaci­ón final del electorado de izquierda. Su potencial es también muy alto (de más de 12 millones de papeletas en el conjunto de España). Sin embargo, su marca más reciente son los once millones y medio del 2015. En ese supuesto, la izquierda podría aspirar incluso a un horizonte de mayoría en la Cámara. Claro que , a la vista de lo ocurrido en Andalucía, la estimación más optimista y también más prudente para la izquierda sería una movilizaci­ón similar a la de las legislativ­as del 2016, cuando reunió menos del 44% de los votos, frente a más del 46% que sumaron PP y Cs. Ese desenlace dibujaría un empate en escaños entre derecha e izquierda, que mantendría a los nacionalis­tas como árbitros de la gobernabil­idad. Y en ese resultado sí influiría la fragmentac­ión del voto de centrodere­cha. Es decir, la mano que mueve el tridente podría haber urdido una jugada maestra para derrotar a la izquierda, pero también podría limitar el rendimient­o electoral de los votantes conservado­res.

La extrapolac­ión del resultado andaluz a las generales daría mayoría absoluta a la derecha y más de 25 escaños a Vox

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FUENTE:MIR.es y elaboració­n propiaLA VANGUARDIA

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