La cláusula Camps o el Estatut sin techo
En el 2005, mientras en el Parlament de Catalunya se discutía el nuevo Estatut catalán, el gobierno valenciano impulsó la reforma de su carta autonómica. El PP valenciano –en aquella época, en pleno esplendor merced a la alianza del eje de la prosperidad integrado por Madrid, València y Baleares– quería marcar el terreno y sobre todo delimitar la revisión del sistema autonómico que impulsaba Pasqual Maragall con el beneplácito aparente de José Luis Rodríguez Zapatero. En la reforma urdida por el gobierno popular presidido por Francisco Camps introdujo la cláusula Camps (disposición adicional segunda) que, en definitiva, quería garantizar que cualquier nueva competencia que pudiese ganar Catalunya con su reforma también podría ser asumida por la administración valenciana. El Estatuto valenciano se convertía así en una carta sin techo competencial porque en definitiva el techo de verdad era el Estatut catalán. En el 2011, cuando ya era conocida la sentencia del TC sobre el Estatut catalán y el sistema de financiación entró en quiebra, aquella cláusula se utilizó para reclamar al Estado más inversiones y se materializó en un nuevo intento parcial de reforma del Estatuto valenciano. Aunque cueste creerlo, entró en el Congreso en el 2011 y hasta el 2018 no ha visto la luz.