¿Cómo sabe el GPS dónde estamos?
El GPS, o Sistema de Posicionamiento Global, es un sistema capaz de proporcionar tu posición en cualquier lugar de la Tierra en el que te encuentres, incluso en zonas remotas como los desiertos o los polos. Funciona gracias a los 24 satélites que orbitan a 20.200 km de altitud y que dan una vuelta completa a la tierra cada 12 h aproximadamente.
Cada satélite emite una señal en forma de onda electromagnética, de la misma naturaleza que la que emiten los teléfonos móviles. Esta onda se recoge en un terminal receptor de GPS, como puede ser un navegador o un smartphone, que calcula las diferencias de tiempo que emplean las señales en viajar desde los satélites: llegan antes desde los satélites que están encima de nosotros y más tarde desde aquellos que se encuentran más lejos y vemos más cerca del horizonte.
En esa señal cada satélite emite su posición exacta. A partir de los tiempos calculados, y sabiendo la posición exacta de los satélites, se puede calcular nuestra posición de forma precisa. Es necesario observar como mínimo cuatro satélites, pero si se observan más (hasta 8 o 9), el error con el que se puede obtener la posición se reduce hasta unos tres metros.
A su vez, existen unas estaciones terrestres, mantenidas por Estados Unidos y situadas en lugares estratégicos, que calculan la posición de los satélites a partir de las señales que estos emiten. Una vez calculadas, una de las estaciones terrenas se encarga de comunicarlas a cada satélite, también mediante ondas electromagnéticas.
El GPS no es el único sistema de posicionamiento que existe. Actualmente la Unión Europea y la Agencia Espacial Europea (ESA) están poniendo en marcha Galileo, con el que es posible desarrollar nuevas aplicaciones, como la navegación automática de barcos, el control de trenes o el despegue y aterrizaje automático de aviones.