Más que pop para ‘millennials’
En la tercera entrega de la banda liderada por Matty Healy, lo que hasta ahora parecía una elaborada copia o un producto influenciado de raíz del universo Radiohead, se erige como obra de solvente personalidad propia. The 1975 es uno de los discípulos más aventajados, por así decirlo, del poderoso, abrasivo e imparable dogma que la música y la actitud de la banda de Thom Yorke ejerce sobre numerosas bandas prácticamente desde su eclosión. El cuarteto de Manchester ha conseguido, hasta cierto punto de forma inesperada habiendo degustado sus dos primeros álbumes, dar forma a un producto sonoro cuyo mayor mérito es el atrevimiento.
Porque dan un paso en territorios sonoros que no pocos nunca hubieran imaginado que llegasen a horadar con semejante buen resultado, ya sea ambient, dance o synth-pop. Romper con la a menudo pesada losa que supone ser considerado un grupo de moda, es otra de las tareas añadidas con la que el icónico Healy y sus colegas ha tenido que lidiar. Y lo ha conseguido indudablemente con una obra en donde mandan el aroma de la esperanza, una honestidad que roza lo radical y un mensaje en el que pueden coincidir audiencias contrapuestas. Han cerrado ese circulo iniciado en 2002 cuando empezaron a tocar prácticamente todavía en la escuela, y durante el que han ido adaptando sus maneras, máximas y sonoridades de una clásica banda de rock en un escenario sonoro y conceptual tan instantáneo como el del pop digital.