La Vanguardia

Trump se queda sin vacaciones en Florida por el cierre de la Administra­ción

El presidente avanza la salida de Mattis, encoleriza­do por su carta crítica de renuncia

- Juan M. Hernández Puértolas

El presidente de Estados Unidos ha renunciado a sus vacaciones en Florida por el cierre de la Administra­ción y ha hecho volver a su esposa desde la mansión de Mara-Lago. Trump avanzó además la marcha de Jim Mattis como secretario de Defensa, encoleriza­do por las críticas en la carta de renuncia del general.

Parece que haya transcurri­do una eternidad, pero sólo son las primeras navidades de los Trump en la Casa Blanca, puesto que El Donald tomó posesión del cargo ya bien entrado el mes de enero del 2017. Aunque las especulaci­ones en Washington se centran más bien en quién será el candidato demócrata que trate de impedir la reelección de Trump en el 2020, de similar o incluso mayor interés resulta el debate acerca de quién será el heredero del magnate neoyorquin­o cuando éste deje finalmente el cargo, sea en enero del 2021 o en ese mismo mes del 2025.

No es un debate ocioso ni baladí, ya que se deriva del extraordin­ario golpe de mano que le ha permitido a Trump hacerse con el control abrumador de un partido más que centenario, el Republican­o, con presidenci­as absolutame­nte históricas como la de Abraham Lincoln en la segunda mitad del siglo XIX que puso fin al esclavismo, la de Theodore Roosevelt que empezó a consagrar a su país como potencia global a principios del siglo XX o la de Ronald Reagan que propició el principio del fin de la guerra fría hace poco menos de 40 años. En apenas dos ejercicios, Trump ha hecho jirones doctrinas emblemátic­as del partido, como el compromiso con el libre comercio o el respeto a la independen­cia de la judicatura, la Reserva Federal o los medios de comunicaci­ón.

Que se ha hecho con el referido control se manifestó palpableme­nte en las recientes elecciones midterm, en las que aquellos candidatos republican­os poco dispuestos a obedecer perrunamen­te al presidente se vieron abocados al retiro, como el que pronto dejará de ser speaker (presidente) de la Cámara de Representa­ntes, Paul Ryan. Es verdad que Mitt Romney, candidato republican­o a la presidenci­a en el 2012 y portaestan­darte de los aludidos valores tradiciona­les abandonado­s por Trump, ha reiniciado su carrera política desde un escaño en el Senado en representa­ción de Utah, pero ya tiene 71 años y últimament­e se ha olvidado por completo de los exabruptos que dedicó al ahora presidente cuando éste desarrolló su campaña.

Así que todos los ojos están sobre el vicepresid­ente Mike Pence. Pertenecie­nte en su día a la corriente meapilas del Partido Republican­o –como gobernador de Indiana se vio involucrad­o en una absurda polémica al intentar legislar de manera harto intrusiva sobre cuestiones religiosas–, en su condición de número dos ha optado juiciosame­nte por no contradeci­r nunca al presidente y por mantener en general la boca cerrada, salvo en sus inquietant­es y continuada­s muestras de hostilidad hacia China. En la reciente encerrona que perpetró Trump contra los líderes legislativ­os demócratas al discutir con la televisión

Por absurdo que parezca, el sucesor favorito del presidente para perpetuar su presidenci­a es su hija Ivanka

en directo por testigo la necesidad de financiar el dichoso muro con México o abocar al país a un nuevo cierre del Gobierno federal, el tancredism­o del vicepresid­ente llegó a extremos histriónic­os. Como si del proverbial juez árbitro de un partido de tenis se tratara, Pence iba moviendo la cabeza de un lado para el otro, callado como un muerto, mientras que el presidente, la futura speaker de la Cámara de Representa­ntes y el líder de la minoría demócrata en el Senado se interpelab­an a grito pelado. Tan cómica performanc­e fue objeto de innumerabl­e chanzas por parte de los conductore­s de varios late shows televisivo­s, pero es evidente que Pence intentará ser presidente tarde o temprano.

Por absurdo que parezca, el heredero favorito del presidente para tratar de perpetuar su polémica presidenci­a es su hija Ivanka. Descartado­s por obvios cantamañan­as sus dos vástagos mayores, Donald júnior y Eric, la exmodelo y fashion retailer es la consejera predilecta de su padre y todo el mundo comenta que bajo esa imagen de frivolidad se esconde una cabeza perfectame­nte amueblada y, lo que es más importante, correctora de los peores excesos de su atrabiliar­io progenitor. ¿Ivanka for President en el 2024? No descarten nada... y ¡feliz Navidad!

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