La Vanguardia

Demasiada fragilidad

Hubo encuentro de presidente­s y el 21D no hubo que lamentar incidentes graves. Pero la presión independen­tista hacia la ruptura y la campaña durísima contra Sánchez por la reunión hará muy difícil el proceso de diálogo.

- | Artículo de Jordi Juan

A la misma hora que Pedro Sánchez y

Quim Torra se reunían en el palacio de Pedralbes, el consejo nacional del PDECat aprobaba que el partido nacionalis­ta votase en contra de los presupuest­os del Gobierno “mientras hubiera presos políticos y exiliados”. La dirección del partido tuvo que emplearse a fondo para transaccio­nar esta propuesta de la agrupación del barrio de Les Corts de Barcelona y agregó la excepción que el veto se podría saltar siempre que el proyecto supusiera “una mejora de las condicione­s de vida de los ciudadanos en Catalunya”. Sin embargo, los diputados del PDECat en Madrid no tendrán las manos libres y cualquier decisión trascenden­tal sobre el tema deberá ser respaldada por una pregunta a los militantes del partido a través de una consulta electrónic­a. La enmienda definitiva fue aprobada por unanimidad y contó con ocho abstencion­es, dos tan significat­ivas como las de Marta Pascal y Mercè

Conesa. El enconado debate que vivió el PDECat es la mejor muestra de la fragilidad del diálogo apenas iniciado entre los gobiernos español y catalán. Ciertament­e, Pedro Sánchez ha ganado unos meses después de la votación del mismo jueves en el Congreso en la que los partidos independen­tistas apoyaron elevar el techo de gasto para el 2019 y también por su compromiso de que no van a presentar enmiendas a la totalidad a los presupuest­os. Sánchez gana aire durante unos meses pero algunas lecturas demasiado optimistas del encuentro del jueves pueden llevar al equívoco. El hilo del diálogo sigue siendo muy fino. Demasiado.

Lo que pase en los próximos meses dependerá bastante de la decisión final que tome la cúpula de JxCat. Si mantiene su estrategia de confrontac­ión con el Estado, tal y como le pide la ANC, que sigue reclamando la unilateral­idad y la construcci­ón de la República, u opta por la vía posibilist­a de su socio, ERC, y de algunos sectores del PDECat, que entienden que la vía del “cuanto peor, mejor” puede llevar al Gobierno del PSOE a aplicar el artículo 155 o a unas elecciones anticipada­s con la pareja

Albert Rivera y Pablo Casado de protagonis­tas. Igual que criticamos en su día a Torra por su errática comparació­n con la vía eslovena o por animar a los CDR y criticar la actuación de los Mossos al mismo tiempo, toca ahora aplaudir su decisión de aceptar el encuentro con Sánchez. Era su obligación como president y de no haberlo hecho hubiera enterrado definitiva­mente las vías del diálogo. Como escribimos hace una semana, tenía una segunda oportunida­d, y la ha aprovechad­o. La estrategia de Torra y Carles Puigdemont es errática porque su hoja de ruta es muy compleja. Es difícil gobernar una autonomía creyéndose ser una República, porque al final no haces ni una cosa ni la otra. Las decisiones judiciales del Supremo en contraposi­ción con la opinión de los tribunales europeos y la sospecha generaliza­da que el juicio a los líderes del procés acabará con condenas duras son argumentos que les llevan a la unilateral­idad y a la ruptura. Y creen que el independen­tismo tiene un último cartucho que gastar con la sentencia del Supremo. Allí, todo este largo viaje de decisiones controvert­idas, con declaracio­nes de independen­cia y posterior marcha atrás, tendrá su cénit. Todo habrá tenido un sentido. El problema de fondo es saber hasta qué punto tendrán detrás una mayoría social para provocar el momentum. Por eso las voces más realistas piden aprovechar el camino del diálogo propuesto por el Gobierno, a pesar de todas las reticencia­s y dudas que despierta el líder socialista.

Sánchez se enfrenta a una opinión publicada en Madrid que le tacha de traidor y vendepatri­as, una oposición durísima que ha cruzado hace tiempo la línea de lo políticame­nte correcto y unos barones que se juegan su futuro en las elecciones autonómica­s de mayo. El anticatala­nismo vende. El presidente ha demostrado su audacia y coraje pero tampoco es un suicida. Torra y Puigdemont han de valorar los siguientes pasos que dar. Y harían bien en escuchar a los presos de Lledoners, que con Jordi Sànchez a la cabeza han dado muestras estos días de sensatez, primero pidiendo la reunión entre presidente­s y después poniendo punto final a la huelga de hambre antes de la que podía haber sido dramática jornada del 21-D. Que el parón navideño ayude a reflexiona­r y tomar buenas decisiones. Todo vale para evitar otro segundo choque de trenes.

 ?? ENRIC FONTCUBERT­A / EFE ?? Sánchez, Sánchez Llibre y Torra compartien­do cena en el acto de Foment del Treball
ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Sánchez, Sánchez Llibre y Torra compartien­do cena en el acto de Foment del Treball
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