Akihito aprovecha su último discurso para hacer un ferviente canto a la paz
El emperador nipón repasa sus treinta años en el trono, que dejará en abril
Con un emotivo llamamiento a la paz, el emperador Akihito de Japón se despidió de su pueblo entre muestras de cariño de una población poco dada a las grandes manifestaciones, pero que ayer se volcó en la celebración de su 85.º cumpleaños.
La ocasión ciertamente era especial pues iba a ser el último aniversario antes de que Akihito haga efectiva su abdicación, el próximo 30 de abril, la primera de un emperador en más de dos siglos. Cerca de 80.000 personas se acercaron hasta el palacio imperial, en Tokio, para felicitarle.
Akihito remarcó que se sentía aliviado de que su reinado llegara al final sin haber vivido una sola guerra y que había que transmitir a las generaciones más jóvenes cómo fueron aquellos años en los que su país vivió en guerra.
“Es importante no olvidar las incontables vidas que se perdieron en la Segunda Guerra Mundial y que la paz y prosperidad del Japón de posguerra se construyó sobre numerosos sacrificios y esfuerzos del pueblo –dijo el emperador en una emotiva rueda de prensa, la última de su mandato, antes de la celebración–. Hay que transmitir esta historia fielmente a aquellos que ya nacieron en tiempos de paz.
Los treinta años del mandato de Akihito, la era Heisei, es el único periodo en la historia contemporánea de Japón en que no ha habido guerras. Precisamente, mantener la paz y enmendar la imagen bélica inicial de su padre, Hirohito, que llevó al país a la catástrofe, han sido siempre las prioridades de su reinado. Un pacifismo que, unido a su cercanía al pueblo nipón, ha incomodado al Gobierno del primer ministro Shinzo Abe y a los sectores más conservadores del país.
En su intervención, Akihito recordó también la caída del muro de Berlín –que coincidió con el inicio de su mandato, en 1989–, y cómo se erigió en símbolo del fin de la guerra fría y trajo esperanzas de tiempos de paz mundial.
“Los desarrollos globales posteriores no han ido necesariamente en la dirección que deseábamos. Me duele en el corazón que se hayan producido disputas étnicas y conflictos religiosos, que se hayan perdido numerosas vidas por actos de terrorismo, y que un gran número de refugiados sigan sufriendo dificultades hoy en el mundo”, declaró.
Era una de las últimas apariciones públicas previstas de Akihito. Aquejado de una frágil salud, planteó su deseo de renunciar hace ya tres años. Sin embargo, se ha tenido que esperar debido a las particularidades del encaje constitucional que supone una abdicación en la monarquía reinante más antigua del mundo. Finalmente, el 1 de mayo su hijo mayor, Naruhito, asumirá el Trono del Crisantemo.
La llovizna que caía ayer sobre Tokio no achantó a las decenas de miles de personas que, conscientes del momento histórico, aguardaron el saludo de Akihito desde el balcón del palacio imperial. El emperador estuvo acompañado por la emperatriz, Michiko, el príncipe Naruhito, su esposa Masako y otros miembros de la familia. La multitud concentrada agitó banderas del país al grito de banzai (larga vida) mientras el emperador los saludaba. “Estoy encantado de haber recibido esta felicitación por parte de tanta gente”, dijo y les deseó un 2019 “brillante y bueno” para todos.
Era la penúltima ocasión en la que Akihito saludaba al pueblo nipón como jefe de Estado. La última será seguramente el tradicional saludo de Año Nuevo del 2 de enero, cuando se prevé que la aglomeración de público sea aún mayor.
Sobre su abdicación, dijo que el príncipe Naruhito y su hermano, el príncipe Akishino, “han acumulado experiencia y creo que seguirán caminando su senda, a la par que la sociedad”, añadió.
Akihito tampoco escatimó elogios a la emperatriz Michiko, “que una vez fue una persona del pueblo, pero eligió caminar por este camino conmigo, y durante más de sesenta largos años ha seguido prestando servicio con gran devoción a ambos, la familia imperial y el pueblo de Japón”.
El cambio de era imperial será en dos fases. El 1 de mayo asumirá su primogénito el cetro imperial en un ritual a puerta cerrada. Y la ceremonia oficial de ascensión al trono se celebrará el 22 de octubre en un acto en palacio en presencia de miles de invitados y delegaciones de todo el mundo.
MOMENTO EMOTIVO Decenas de miles de personas se congregan para felicitarle por su 85.º cumpleaños
LECCIONES DE HISTORIA “Hay que recordar los muertos y sacrificios que supuso la Segunda Guerra Mundial”, dice