Los dos, bajo vigilancia
Muchos medios de fuera de Catalunya tenían un relato precocinado sobre el pasado viernes en Barcelona y no lo cambiaron aunque la realidad los desmintió. Dos ideas falsas se están difundiendo cada día, en sintonía con los partidos de la derecha: Pedro Sánchez cede a un supuesto chantaje independentista y las calles de Catalunya están en manos de los radicales enmascarados. Quien fuera director del periódico que afirmó durante años la mentira de un 11-M preparado por ETA sugiere ahora, desde su nuevo medio, un 155 que dure, como mínimo, ocho años. Un diplomático y escritor nacido en 1982, que va de liberal por la vida, considera que el independentismo no es una idea legítima aunque sea legal, porque tiene detrás “un programa político que es de fondo indeseable”. Algunos barones y alcaldes del PSOE van calentando a la parroquia con reproches a la Moncloa copiados del PP y Cs. Este es el clima. Sánchez está bajo estricta vigilancia.
Mientras, la fábula mediática apocalíptica sobre la situación catalana da alas a los entornos independentistas que consideran que “dialogar es perder el tiempo” y acusan JxCat y ERC de traicionar a las bases. La presidenta de la ANC ya ha hecho saber oficialmente que el Govern del president Torra también está bajo vigilancia, porque “si no cumple, la única alternativa será su sustitución”. Una entidad que se pretendía transversal se atribuye ahora la capacidad de cesar a un Ejecutivo emanado de las urnas. ¿Con qué legitimidad? El anuncio hace reír y llorar a la vez, y demuestra que, a causa de la cárcel y el exilio, surgen liderazgos que parecen inspirados por el campo adversario. Quizás el apoyo de la ANC a las primarias locales ha provocado que algunos pierdan el mundo de vista. La pulsión contra las dos fuerzas principales del independentismo está presente en las redes sociales y exhibe una tesis que la cupera Mireia Boya hacía explícita en un tuit: “Los partidos no están a la altura”. ¿A la altura de quién? ¿Del pueblo? ¿De qué pueblo? Hoy, la CUP tiene sólo cuatro diputados.
Es un hecho, al parecer, la consolidación de la división del soberanismo entre los partidarios del unilateralismo y del “cuanto peor, mejor” y los partidarios de rehacer la estrategia, gobernar, defender el autogobierno, ampliar el apoyo social y evitar la llegada de la derecha al Gobierno español. Los juicios a los presos políticos favorecen el discurso de los unilateralistas pero la correlación de fuerzas, los porcentajes y la amenaza de un ejecutivo en manos del PP y Cs acreditan el discurso de los posibilistas. ¿Habrá polarización además de división en el bloque soberanista? Lo que acabe pasando con los presupuestos generales tendrá mucho que ver con ello, así como la gestión de la protesta y el orden público que haga el Govern.
Torra y Sánchez, bajo la vigilancia de los que tensan más la cuerda. Va siendo hora de que los otros, los que quieren desencallar, sean más activos. Si es que están ahí.
Es un hecho, al parecer, la consolidación de la división del soberanismo