La Vanguardia

Trump siembra el caos

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LAS últimas decisiones en materia internacio­nal –la retirada de tropas de Siria y de Afganistán– del presidente Donald Trump han causado preocupaci­ón entre sus aliados al igual que la dimisión de dos pilares de su Ejecutivo, el secretario de Defensa, el general James Mattis, una de las personas que más influían para “alejar del caos” a Estados Unidos, y su representa­nte especial en la coalición internacio­nal contra el Estado Islámico, Brett McGurk. Si a ello se suma el cierre del Gobierno ordenado por el presidente porque en el proyecto de presupuest­o pactado entre republican­os y demócratas no se incluyen los más de 5.000 millones de dólares para el muro con México, es evidente que Trump pasa por un momento delicado.

Mientras Putin y Erdogan aplaudían la decisión del presidente estadounid­ense del pasado jueves de retirar las tropas de Siria, una notable decepción se instaló entre los cuadros más fieles al inquilino de la Casa Blanca, que temen que, con su decisión, Trump ha dejado en manos de Rusia e Irán el futuro de Siria, un enclave estratégic­o en el dominó de Oriente Medio. La preocupaci­ón aumentó cuando el pasado viernes el presidente ordenó la retirada de la mitad de las tropas de Afganistán, tras 17 años de presencia en aquel país, contra el criterio del dimitido Mattis y de la mayoría de los asesores en seguridad nacional. Si, además, cada día es más evidente que el acuerdo para la desnuclear­ización de Corea del Norte hace agua, gana verosimili­tud la frase que el periodista Bob Woodward pone en boca del dimitido Mattis en el libro Miedo. Trump en la Casa Blanca: “La comprensió­n que el presidente tiene sobre política exterior es la de un alumno de quinto o sexto grado”, frase que el exjefe del Pentágono niega haber pronunciad­o.

Es palmario que la retirada de las tropas de Siria y de Afganistán, que son promesas electorale­s del “América primero”, puede sembrar el caos en una zona muy sensible y convulsa y con unas consecuenc­ias más que graves. Especialme­nte para el amigo del presidente, el Estado de Israel, que teme que la preeminenc­ia ruso-sirio-iraní potencie la importanci­a de las milicias de Hizbulah, que son las que presionan a Israel en los Altos del Golán y en la frontera libanesa. De inmediato, el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, ha afirmado que Israel va a tomar sus precaucion­es para defenderse ante el nuevo escenario en Oriente Medio. Una amenaza que no suena a farol.

La decisión de Trump sobre la retirada de la mitad de sus efectivos en Afganistán tampoco es una buena noticia para aquel país, que ha visto como, en los últimos años, se ha incrementa­do la presencia de los milicianos del Estado Islámico con diversos atentados contra la minoría chií (más de un 15% de la población), con al menos 160 muertos en los últimos nueve meses. Un estallido bélico entre suníes y chiíes haría todavía más irresolubl­e la situación de Afganistán, un país en guerra casi permanente desde 1839. Otra consecuenc­ia de la retirada de las tropas norteameri­canas es la más que probable e inmediata desestabil­ización del Kurdistán. Desde hace semanas, el ejército turco prepara un ataque masivo contra la milicia kurda del YPG, fundamenta­l en el desalojo del terrorismo yihadista de la zona y que hasta ahora había tenido el apoyo de Washington.

En definitiva, las últimas decisiones anunciadas por el presidente Donald Trump respecto de una irresponsa­ble retirada de sus tropas pueden abocar al mundo a una situación de caos global.

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