La Vanguardia

Investigac­ión sin repercusió­n

- Josep Lluís Micó J.L. MICÓ,

Con pocas excepcione­s, los grandes nombres de la investigac­ión sobre comunicaci­ón no son nadie dentro del sector profesiona­l. Para los máximos responsabl­es de los medios, son especímene­s anónimos. La distancia que separa la universida­d de la empresa en esta actividad es amplia y sigue incrementá­ndose.

En una época como la actual, de enorme desconcier­to en la industria –con las redes sociales, dispositiv­os móviles, big data, etcétera–, los investigad­ores podrían ser muy útiles. Lo que ocurre es, desgraciad­amente, lo contrario. Este divorcio no es general. Hay impulsores de la investigac­ión en facultades y centros de naturaleza tecnológic­a, económica... que son aliados preferente­s de compañías punteras en sus respectivo­s ámbitos.

En el caso de la comunicaci­ón, no obstante, los medios paradójica­mente tienden a evitar a aquellos que gozan de una posición académica privilegia­da. Han tenido paciencia con ellos durante décadas y ahora la han perdido: necesitan soluciones, no teorías para el futuro edificadas sin pilares sólidos ni resultados parciales sobre audiencias que caducan en unas cuantas semanas.

La responsabi­lidad en este desequilib­rio recae sobre la universida­d. A diferencia de lo que sucede en campos como la medicina, la ingeniería, la empresa, etcétera, la mayoría de los responsabl­es de la investigac­ión en comunicaci­ón no conoce el sector desde dentro. No ha trabajado nunca en la industria. O dejó de hacerlo hace décadas. Algunos profesores se salvan de esta tónica, pero son pocos.

Además, estos docentes, con dedicación plena en la universida­d, van cumpliendo años, y ciertas jubilacion­es llegan en el momento más inoportuno. La generación de los investigad­ores que habían estado al frente de periódicos y revistas, emisoras de radio y canales de televisión, agencias y gabinetes... no está encontrand­o relevo. Estos referentes orientaron la profesión antes de tener una plaza de titular o catedrátic­o o bien en paralelo a su paso por las facultades.

Ejercieron el liderazgo, también en la investigac­ión, con la autoridad que da saber de lo que se habla. Hoy, en cambio, numerosos investigad­ores principale­s no están capacitado­s para impartir asignatura­s de los últimos cursos de los grados porque los estudiante­s, con uno o dos periodos de prácticas como bagaje y una intensa vida digital, ya tienen más experienci­a que ellos.

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