Símbolo de la autenticidad
Lugar y fecha:Sant Jordi Club (22/XII/2018) El guitarrista, cantante y compositor madrileño Rosendo Mercado es un nombre emblemático del rock español que se despide con la gira Mi tiempo señorías… y el recopilatorio Ni presunto ni confeso. A sus 64 años parece que le quede todavía cuerda para continuar, tras comprobar que su directo sigue aún echando chispas, como si no hubiera pasado el tiempo desde que se hizo un nombre en los años setenta con los grupos Ñu y Leño.
Luciendo la misma melena que antaño, aunque ahora de color blanco, y el formato elemental de trío, desgranó un grandes éxitos en el primero de los dos conciertos que ofreció en el pabellón anexo del Sant Jordi. Y desde la inicial Aguanta el tipo ya mostró los mimbres de los que están hechos sus canciones, mezclando los riffs característicos del rock duro con la canción de autor que reflejan las letras.
Utiliza versos y hechuras del castellano antiguo, para proclamar un estentóreo viva la revolución en Muela la muela, o pareados de tono pícaro en Cosita. Hace crítica social en El ganador y tiene un recuerdo para del desaparecido Antonio Flores en forma de versión de No dudaría, comprometida canción contra la violencia que fue el primer momento álgido de la velada.
Tras bajar el ritmo, con No son gigantes y Mala vida, el concierto fue tomando velocidad de crucero,
A sus 64 años, parece quedarle todavía cuerda para continuar, su directo sigue echando chispas
aunque el título de Amaina la tempestad pudiera hacer pensar lo contrario, con la escéptica Vergüenza torera, la revisión de El tren de Leño y un Flojos de pantalón que resume lo mejor de su carisma al lograr que el rock duro suene lírico gracias a unos solos templados que parecen hacer llorar su guitarra.
La recta final y los bises del concierto fueron una auténtica catarsis, que sirvió para remachar por qué es un símbolo, al interpretar uno tras otro Pan de higo, Agradecido, Loco por incordiar y el himno Maneras de vivir.