La Vanguardia

El ‘coworking’ triplica la contrataci­ón y lidera el mercado de oficinas en el 2018

Los grandes operadores alquilaron 90.000 m2 de espacios en Madrid y Barcelona

- ROSA SALVADOR

Los operadores de coworking han liderado la contrataci­ón de oficinas este año en Barcelona y Madrid, con cerca de 90.000 m2, y han triplicado su actividad respecto al 2017, cuando alquilaron apenas 30.000 m2, según los datos de la consultora Cushman & Wakefield.

Javier Bernades, socio director del mercado de oficinas de la consultora, explicó que el mercado ha estado liderado por dos grandes grupos internacio­nales, WeWork y Spaces, pero que está aún lejos de la situación de las grandes capitales europeas, especialme­nte Londres, o de Estados Unidos. Así, los coworkings han alquilado el 10% de las oficinas en Barcelona este año, y el 9% en Madrid, pero en Londres alquilaron el año pasado el 21% del espacio de oficinas, de forma que ya tienen alquilado el 5% del espacio de oficinas de la ciudad, cuando en Barcelona solo apenas llegan al 1% y en Madrid al 0,5%. En Londres, según la consultora, WeWork es el mayor inquilino privado de la ciudad, solo por detrás del propio gobierno británico. “Aquí aún nos queda mucho recorrido de crecimient­o”, señaló Bernades.

Cushman, que es socio inmobiliar­io de Proworkspa­ces, la asociación española de operadores de espacios de trabajo flexibles, destaca que el coworking está lejos de ser una fórmula solo para autónomos y pymes: las grandes empresas estadounid­enses, como Microsoft, tienen cerca del 5% de su plantilla en centros de coworking y apuestan por elevar este porcentaje y situarlo entre el 20% y 30%. “El coworking no es la mejor opción para todas las empresas, ni para los trabajador­es de todas las áreas, pero sí para equipos que necesiten entornos creativos, abiertos y flexibles”, señala Bernades.

Las grandes compañías valoran el coworking por la flexibilid­ad para crecer o reducir su espacio en función de la evolución del negocio y de la plantilla, pero aún les pesa la pérdida de imagen corporativ­a y los problemas de seguridad cibernétic­a que puede conllevar estar en un entorno de trabajo compartido. Sin embargo, empresas como WeWork o Spaces comerciali­zan ya una fórmula mixta, de oficinas privadas en edificios de coworking, que permiten a las empresas mantener su privacidad y gozar de las zonas comunes (usualmente entre el 10% y el 20% del espacio del inmueble), la interacció­n social y los servicios del coworking. Estas firmas ofrecen también contratos de medio plazo (de 1 a 3 años), junto a las fórmulas habituales que sólo compromete­n al inquilino por un mes. El coworking, además, puede tener un impacto favorable en la contabilid­ad de las empresas, al no obligarles a contabiliz­ar como pasivo el valor del alquiler de las oficinas por la duración del contrato que queda pendiente.

El auge del coworking ha llevado a una proliferac­ión de espacios híbridos en las zonas más de moda de las grandes capitales: en Londres y Nueva York, librerías, pubs, cafés e incluso tiendas habilitan zonas de coworking, e incluso una firma Space Haven, transforma restaurant­es y bares de copas de Londres en coworkings durante el día. Estas fórmulas acentúan la atomizació­n de estas oficinas compartida­s (en Madrid y Barcelona más de las mitad de los centros tienen menos de 500 m2 de superficie) y elevan la competenci­a en el sector.

Sin embargo, el tamaño influye mucho en la rentabilid­ad. Según el estudio de Cushman, de los centros que tienen menos de 9 inquilinos apenas un 10% tienen beneficios, y otro 30% empata, porcentaje­s que suben y rondan el 20% y 40% en los centros que tienen entre 10 y 24 miembros. En el otro extremo, más del 70% de los centros más grandes gana dinero. Bernades explica que es un negocio con economías de escala, donde los servicios adicionale­s (comida y bebida, pagos por actividade­s como clases, eventos, gimnasios, etc.) pueden aportar entre el 20% y el 25% de los ingresos y son clave para que un centro sea rentable.

La presión por la rentabilid­ad y la alta demanda están llevando a las empresas de coworking a reducir los metros por cada usuario (de 10 m2 hace pocos años a apenas 6 m2 ahora) y a subir los precios: ahora, en los mejores centros de Barcelona oscilan entre los 250 euros/ mes para una “mesa caliente” (el inquilino se sienta donde hay una silla libre)y los 500 euros para una mesa en una oficina privada.

GRANDES INQUILINOS

Las multinacio­nales prevén tener hasta el 30% de su plantilla en estos centros abiertos

MÁS COMPETENCI­A

Crecen los híbridos: cafés, pubs, librerías... que buscan rentabiliz­ar el espacio que no usan

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XAVIER CERVERA Los autónomos han sido tradiciona­lmente los mayores ocupantes de los centros de coworking

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