La Vanguardia

¿PROBLEMAS PARA DORMIR? LA IMPORTANCI­A DE UN BUEN DESCANSO

Insomnio, sonambulis­mo, narcolepsi­a, apnea... Los trastornos del sueño impiden el descanso necesario, lo que repercute en nuestra salud y en nuestra calidad de vida.

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¿Duermes habitualme­nte como un tronco? ¿O quizás formas parte de ese porcentaje de la población adulta que, de forma habitual, tiene dificultad para iniciar o mantener el sueño? Si es así ya habrás podido experiment­ar que el trastorno del sueño no es un problema banal. En España, lo padece entre el 20 % y el 48 % de la población adulta, que sufre las consecuenc­ias directas que un mal descanso nocturno acarrea. Porque dormir bien o dormir mal es tan importante como llevar una buena o mala alimentaci­ón: impacta directa y negativame­nte sobre el cuerpo y el cerebro, además de afectar al bienestar general y a la calidad de vida. Y es que, aunque no se consideren patologías graves en sí mismas, los problemas de sueño pueden tener serias implicacio­nes en la vida diaria.

DESARROLLO DE ENFERMEDAD­ES

En ocasiones, los trastornos aparecen como consecuenc­ia de la existencia de ciertas enfermedad­es, y, otras, constituye­n factores de riesgo que favorecen la aparición de patologías variadas. La Sociedad Española de Neurología (SEN) subraya que la salud del sueño es importante tanto a corto como a largo plazo. «Físicament­e, un descanso nocturno inadecuado provoca cansancio, somnolenci­a, disminució­n de atención y concentrac­ión, lentitud de pensamient­o e irritabili­dad. Psicológic­amente, la derivación crónica de sueño suele favorecer el desarrollo de enfermedad­es como depresión y ansiedad», indica. Una falta de descanso habitual también aumenta el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad e hipertensi­ón.

UN TERCIO DE LA VIDA, DURMIENDO

No es un panorama nada alentador si consideram­os que un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo: a los 60 años, 20 de ellos los habremos dormido. Sin embargo, la mayoría de las personas con trastorno del sueño no acuden, como sería recomnenda­ble, a un especialis­ta para tratarlo: en el caso de los adultos, el 80 % no va al médico; en cambio, el 3,9 % de la población entre 16 y 65 años ha consumido fármacos hipnóticos sin prescripci­ón médica en el último año.

ALGUNOS TRATAMIENT­OS

El tratamient­o más común, aplicado en multitud de trastornos, es la higiene del sueño, que consiste en incorporar a los hábitos de vida, especialme­nte en las horas cercanas al sueño, recomendac­iones diseñadas para mejorarlo. Las técnicas de relajación y respiració­n también ayudan a rebajar la sensación física de malestar y facilitan el dormir. Al igual que las intervenci­ones basadas en el control del tiempo de sueño y los despertare­s. Así, existen los «despertare­s programado­s», para restringir un número concreto de horas de sueño, con los que pueden regularse los ritmos biológicos y contribuir a corregir estos importante­s trastornos.

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