El cambio climático amenaza a los renos del Ártico
La imagen de ciertos animales, como el reno, también conocido como caribú, está inexorablemente unida a las fiestas navideñas. Pero el mamífero, originario de las tundras del hemisferio norte, no tiene nada que celebrar. El número de ejemplares está descendiendo a una velocidad vertiginosa.
En menos de 20 años, los caribúes de América del Norte y Groenlandia y los renos salvajes de Rusia y Noruega han disminuido un 56%, pasando de 4,7 millones a 2,1 millones de individuos. Así lo revela el informe Arctic Report Card 2018 del Programa Ártico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos y que recoge la agencia SINC.
Cinco rebaños en particular en la región de Alaska y Canadá han disminuido más del 90% y no muestran signos de recuperación. “Es normal que el número de rebaños varíe a lo largo de las décadas, pero en la actualidad algunos rebaños tienen poblaciones históricamente bajas desde que empezaron a mantenerse los registros”, recalcan los autores en el informe.
Cada uno de los 23 rebaños analizados es observado por la Red de Monitorización y Evaluación del Reno Ártico (Carma, por sus siglas en inglés), en la que colaboran científicos, agencias de manejo de vida silvestre, consejos de administración y organizaciones nativas para compartir datos e información sobre caribú y rebaños de renos salvajes.
Los análisis realizados sobre la influencia del clima revelaron que este mamífero se adapta difícilmente al cambio climático. . Los datos climáticos recogidos mostraron que, tras una serie de años en condiciones adversas, como la sequía, se redujeron no solo los embarazos, sino también la supervivencia de las crías.
Aunque las tendencias actuales –con pérdida temprana de nieve– sean a menudo beneficiosas para el animal, por una mayor disponibilidad de alimento, los veranos posteriores, más cálidos, tienen efectos adversos debido al aumento de la sequía, las moscas y los parásitos, y “quizás el estrés por calor que conlleva una mayor susceptibilidad a los patógenos y otros factores agobiantes”, indican los autores. Además el aumento de temperaturas reduce la calidad del forraje, así como su ingesta.
En menos de 20 años, los caribúes de América del Norte y Groenlandia han disminuido un 56%