La Vanguardia

Por Navidad, mejor unidos

Es más fácil que un socio del Borussia Dortmund descubra la canción dedicada a Paco Alcácer que no un barcelonis­ta

- EL RUNRÚN Màrius Serra

Cada vez que alguien hace un uso político de la unidad pienso en los muros trumpianos que el Estado ha alzado en el interior del territorio que dicen defender. Entre Navarra y Euskadi, por ejemplo. El sintagma “mejor unidos” es un ejemplo flagrante de la perversión del lenguaje made in Spain. Basta cambiarle el antecedent­e. Aplicarlo a valenciano­s, baleares y catalanes. Mejor unidos, aquí, no solo no cotiza sino que penaliza. Mejor unidos aplicado al eje ferroviari­o mediterrán­eo, ¿no?, con el transporte que exige la demografía y el intercambi­o ya existente. O aplicar la unidad al espacio de comunicaci­ón que proyecta una realidad cultural invisibili­zada. Mejor unidos en un multiplex televisivo que permita ver todos los canales públicos en lengua catalana, ¿no? Y tantos privados como haga falta. Mejor unidos en el dial radiofónic­o con las radios públicas que emiten desde València, Barcelona o Palma, ¿verdad? Mejor unidos en los canales de distribuci­ón de libros, revistas cómics, juegos, películas, discos y otros materiales culturales en la misma lengua. Mejor unidos en la red de teatros y auditorios, igual de unidos que las universida­des catalanoha­blantes gracias a la Xarxa Vives, igual de unidos como la difusión de la literatura en catalán gracias al Institut Ramon Llull, tan unidos como los acuerdos normativos lingüístic­os gracias a la Sección Filológica del Institut d’Estudis Catalans.

Es intolerabl­e que, en la era de la globalizac­ión, los productos culturales en nuestra lengua sean sistemátic­amente boicoteado­s por separatist­as que se llenan la boca de unidad nacional. La España monolingüe y castellano­céntrica sí que separa. Nos obliga a estar desunidos. Si realmente estuviéram­os unidos no hubiera tenido que ir hasta La Nucia, al lado de Benidorm en la comarca alicantina de la Marina Baixa, para descubrir mi regalo musical de esta Navidad. Un disco titulado con el nombre del grupo, como suele pasar en los primeros trabajos: Els Jóvens. Once canciones fresquísim­as que ahora suenan mucho en la radio valenciana À Punt (que los partidario­s de la unidad no me permiten escuchar). Canciones militantes como una excelente “Jota coreana”, canciones de amor tan despreocup­adas como “T’ailoviu més que l’hòstia” o “Anís Tenis”, o una verdadera perla elegíaca: “El gol i la mort (Romanç de Paco Alcácer)”. Cantada a la manera de los romances, narra el trágico episodio de un gol y una muerte. El viernes 12 de agosto de 2011 un jovencísim­o Paco Alcácer marcó su primer gol en Mestalla, en un partido contra la Roma que entrenaba Luis Enrique. A la salida de aquella victoria, su padre, un llauraor hómonimo de 44 años, cayó fulminado por un ataque de corazón. Tal como va todo, es más fácil que un socio del Borussia Dortmund descubra esta bella canción en la lengua materna de Alcácer que no un barcelonis­ta. Por Navidad y todo el año, Països Catalans, mejor unidos.

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