El sistema judicial penal japonés, en entredicho por el caso de Ghosn
Desde su arresto por sospechas de falsificación de informes financieros, el expresidente de Nissan, Carlos Ghosn, lleva más de un mes sentado en una celda humilde, interrogado día tras día, sin la presencia de un abogado. Su caso está llamando la atención sobre el sistema de justicia penal en Japón, donde no hay presunción de inocencia y el acusado puede ser detenido durante meses antes del juicio. Este modelo, conocido como justicia de rehenes , ha sido criticado por defensores de los derechos humanos.
Ghosn fue detenido en Tokio el 19 de noviembre, acusado de ocultar supuestamentea las autoridades ingresos millonarios acordados con la compañía desde el 2011 por valor de 8.000 millones de yenes (63 millones de euros). Cuando un tribunal denegó, el pasado jueves, la solicitud de los fiscales de Tokio de detenerlo otros diez días, fue tan inusual que los medios japoneses informaron de que podría ser puesto en libertad. Pero tal especulación fue frustrada cuando fue nuevamente arrestado un día después por sospechas de abuso de confianza, identificando nuevas acusaciones por la pérdida de inversiones por valor de 1.800 millones de yenes (14 millones de euros) para Nissan. El domingo un tribunal aprobó la solicitud para mantenerlo en prisión hasta el 1 de enero.
El fiscal jefe adjunto Shin Kukimoto afirmó hace unos días que los fiscales simplemente están haciendo su trabajo de “tratar de llevar a cabo una investigación adecuada”. Preguntado sobre la justicia de rehenes, respondió: “No estamos en posición de comentar sobre cómo se ha diseñado la ley”. Bajo este sistema, aquellos que insisten en la inocencia terminan detenidos por más tiempo. Una vez se presentan formalmente cargos contra el sospechoso, la fianza es posible, pero a menudo se niega hasta que el juicio comience por los temores de que se falsifiquen o destruyan pruebas
“Es bueno que el mundo sepa lo equivocado que está el sistema criminal de Japón, a través del caso de esta persona famosa”, afirma Seiho Cho, abogado en Tokio y experto en defensa criminal. “Innumerables personas han pasado por experiencias horribles”, añade. Un caso famoso es Iwao Hakamada, un boxeador profesional, que cumplió 48 años en prisión después de que firmara una confesión y fuera declarado culpable de matar a una familia de cuatro miembros. Fue liberado en el 2014 después de que las pruebas de ADN determinaron que la sangre en la escena del crimen no era suya.