Reinventar Turismo de Barcelona
Antes de 1992, Barcelona era una ciudad poco conocida, y uno de los objetivos de los Juegos Olímpicos fue “ponerla en el mapa”. En aquellos momentos, pocos dudaban que más turistas era mejor que menos. En consecuencia, y a rebufo del éxito olímpico, el alcalde Maragall promovió la creación de un consorcio entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Cámara de Comercio con el objetivo de incrementar la demanda turística: Turismo de Barcelona. El consorcio ha funcionado de maravilla. No sólo porque el número de turistas en Barcelona se ha multiplicado prodigiosamente (esto ha pasado en muchas otras ciudades europeas), sino porque sus actividades se autofinancian en más de un 90% a base de prestar servicios (entre ellos, el bus turístico); no es poco teniendo en cuenta que el presupuesto supera los 50 millones de euros.
Sin embargo, las cosas han cambiado mucho, y ahora los observadores sensatos han constatado dos cosas. La primera, que la ciudad no necesita promocionarse para recibir más y más turistas, ya que las previsiones que hacen los organismos internacionales sobre evolución del turismo apuntan a un crecimientos insostenible. La segunda, que no es cierto que más turistas sea mejor que menos; o, dicho de otro modo, que la evidencia empírica apunta a un perjuicio
De lo que se trata ahora no es de promocionar el turismo, sino de socializar sus beneficios
colectivo como consecuencia del turismo masivo.
Conscientes de este cambio de paradigma, y con motivo de la sustitución de director el pasado verano, el concejal Colom anunció que el consorcio “debe ser capaz de reinventarse para seguir gestionando la promoción turística de la ciudad”. En esta misma línea, el presupuesto para el 2019 se traza tres objetivos: “Favorecer la competitividad de la actividad turística”, “maximizar su retorno social en la ciudad y el territorio”, y “vincular la acción promocional con la gestión del hecho turístico”.
La intención es buena, la decisión no lo es.
Una agencia (sea pública o sea mixta) puede ser eficaz si tiene un objetivo inequívoco y medible. Más turistas era un objetivo claro y medible; el conjunto de los tres objetivos antes mencionados no lo es. En estas circunstancias, sólo hay dos posibilidades: o que Turismo de Barcelona siga haciendo lo mismo de siempre (que es lo más probable, dado que su presupuesto depende de la afluencia de turistas a la ciudad), o bien que no se sepa si está haciendo bien su trabajo.
El pasado día 21, La Contra entrevistaba a un asesor de Turismo de Barcelona. Se trata de una información llena de sentido común, de la que quisiera destacar la siguiente frase: “El turismo debe enriquecer la vida de todos los barceloneses y no sólo de los que viven. Y los barceloneses lo deben percibir”. Efectivamente, de lo que se trata ahora no es de promocionar el turismo, sino de socializar sus beneficios, y la agencia que hoy en día tiene sentido es la que tenga este objetivo en exclusiva. Definirlo, medirlo y ejecutarlo, ese es el reto.