La Vanguardia

El Levante saca partido a las rotaciones del Barça (2-1)

El tetracampe­ón maquilla una mala noche gracias a un penalti de última hora

- CARLES RUIPÉREZ

El Barcelona perdió su tercer partido de la temporada, pero no está fuera. Vive. Su suerte es que esta Copa sí que permite un día malo. Al tetracampe­ón no se le tumba fácilmente en un torneo en el que domina las reglas. Y tras hibernar durante casi 80 minutos, salió de su letargo a tiempo para marcar un gol que le da vida para la vuelta, donde deberá remontar y se espera a alguno de los cracks que ayer descansaro­n.

Dice la ciencia que hacer siempre lo mismo con la intención de conseguir un resultado diferente no tiene ningún sentido. En ese sentido, no se le puede reprochar nada a un Valverde que cambió de receta para la Copa para llegar más fresco a la Champions. Aunque a punto estuvo de costarle un disgusto mayor.

Al Barcelona no le funcionó la alarma del reloj. Parece que el pitido inicial no es suficiente. Sólo despertó en el Ciutat de València cuando ya había recibido dos sonoras bofetadas. No es la primera vez ni la segunda que le pasa en el campo del Levante. Ocurrió el día que perdió la imbatibili­dad de la Liga 17-18 (5-4). También hace tres semanas y media, cuando Boateng se quedó dos veces ante el portero barcelonis­ta y sólo el larguero le privó del gol antes de que Messi se exhibiese (0-5). Y la historia se repitió ayer en la Copa del Rey.

No es cosa de nombres porque los protagonis­tas eran diferentes. La temporada pasada quedaron retratados Mina y Vermaelen. En la Liga se puede atribuir a una baja de última hora de Semedo que obligó a Valverde a cambiar el sistema para jugar con tres centrales. Esta vez, con un equipo sin muchos cracks, una delantera sin referencia­s y sin nueve, una defensa inédita y hasta un debutante, no salieron bien parados los dos jóvenes del filial Chumi y Miranda, que han sido titulares en los tres partidos del torneo hasta ahora. El central (y Busquets) pudo hacer más en el salto de Cabaco que se convirtió en el 1-0. El lateral izquierdo perdió la pelota que originó el 2-0 en el que Murillo no pudo evitar que Borja Mayoral se girase en el área para cruzar a gol.

Si el Barça necesitaba tranquilid­ad para consolidar su plan, se encontró de inicio con un gol en contra. Y no hay equipo que se entusiasme con mayor facilidad que el Levante de Paco López, conjunto de extremos, que o entra en euforia o se deprime. No habían pasado ni cuatro minutos cuando Aleñá cometió una falta lateral que Rochina colgó al corazón del área, donde Cabaco se elevó por encima de Busquets y Chumi para cabecear a la red. Cillessen tampoco salió al borde del área pequeña a por el balón.

El problema es que el Barça tampoco se dio por aludido con el primer golpe. Siguió como si la Copa no fuese con él. Como si confiase en su poder de reacción. Y de eso se aprovechó Boateng para tener su par de ocasiones claras de cada visita del Barcelona. Pero los de Valverde estaban tambaleánd­ose, a punto de besar la lona, groguis.

En pleno estado de hibernació­n colectivo, Miranda perdió un balón en la salida ante la presión alta del Levante, Boateng se adelantó a Chumi para asistir a Borja Mayoral, que le ganó la acción al debutante Murillo, que no jugaba un partido desde el pasado 30 de octubre, y puso el 2-0 en el marcador.

Era el minuto 20, y entonces sí que el Barça compareció, cuando peor lo estaba pasando. Como si necesitase un desafío importante para ponerse manos a la obra. De la inoperanci­a se pasó a las ganas de resolverlo por la vía rápida y cada uno por su cuenta. Apareció Dembélé y se topó con el portero. Coutinho recuperó un balón y lanzó en velocidad a Malcom, pero al extremo brasileño se le hizo de noche ante Aitor Fernández. Y Aleñá probó los guantes del guardameta desde lejos. Todo era demasiado atolondrad­o porque lo lideraba un Arturo Vidal que tiene orgullo para repartir a más de uno. Quizás por eso Semedo se puso nervioso cuando se vio tan bien situado para marcar o Malcom no supo rematar desde el suelo un centro al segundo poste.

El descanso fue la frontera que acabó con las rotaciones de Valverde, que en el 46 retiró a Miranda (para que Sergi Roberto jugase de lateral zurdo) y poco después cambió a Chumi. Sin embargo, los que esperaban un asedio del Barça aún tuvieron que esperar. Hasta el último cuarto de hora, cuando Denis Suárez le dio otro aire al ataque. Tras una jugada de extremo con tres regates el gallego acabó siendo derribado por Coke dentro del área. Coutinho, con esa tranquilid­ad pasmosa que puede sacar de quicio, salvó los muebles. El Barcelona llama a filas a los cracks para remontar.

GRAN INICIO DEL LEVANTE

Con un ataque sin nueve y una defensa con dos del B y un debutante, los blaugrana recibieron dos goles rápidos

HIBERNACIÓ­N

La reacción tardó mucho y Coutinho sólo recortó la desventaja con una pena máxima a Denis Suárez

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DAVID RAMOS / GETTY Arturo Vidal, incansable en el Ciutat de València, interfiere en una conducción de José Campaña

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