La huida hacia delante de Trump.
El presidente viaja a Texas mientras sopesa declarar una emergencia nacional
El presidente de EE.UU. llegó ayer a Texas para intentar convencer a la opinión pública de que hay una emergencia nacional que sólo puede resolverse construyendo un muro fronterizo.
La huida hacia delante del presidente Donald Trump, incapaz de cumplir su promesa de construir un muro con México, le llevó ayer hasta la frontera para intentar convencer a la opinión pública de la existencia de “una creciente crisis humanitaria y de seguridad nacional” que exige la construcción de la polémica obra. “Estamos siendo atacados por un país extranjero”, dijo.
Tocado con una gorra con el eslogan “Hagamos América grande de nuevo”, el presidente se rodeó de agentes fronterizos –incluidos familiares de víctimas de crímenes cometidos por inmigrantes irregulares– para alabar su labor y repasó las últimas incautaciones de drogas y armas. “Necesitamos el muro, necesitamos la valla”, dijo un agente. “Vosotros lo sabéis mejor que nadie, sin una barrera nunca resolveremos el problema”, asintió Trump.
Diversas estimaciones elevan a unos 25.000 millones de dólares la construcción de un muro a lo largo de los más de 3.200 kilómetros que separan Estados Unidos de México. Actualmente sólo unos mil kilómetros, en zonas muy pobladas y donde el abrupto terreno o el río Grande no ejercen de frontera natural, cuentan con algún tipo de barrera física. Desde el año 2000, las entradas irregulares por esta vía, aunque han aumentado ligeramente el último año, se han reducido en un 82%.
Trump no consiguió dinero para el plan cuando los republicanos tenían la hegemonía del Congreso y ahora que los demócratas han recuperado el control de la Cámara Baja ve como las posibilidades de financiar la obra se agotan. Las negociaciones con los demócratas, que calificó de “total pérdida de tiempo”, colapsaron el miércoles sin más solución a la vista que una declaración de emergencia nacional. Los abogados de la Casa Blanca trabajan a tal efecto. Aunque sería de inmediato respondida en los tribunales, la declaración permitiría al presidente defender ante sus bases que ha hecho todo lo que podía por el muro.
A lo largo de la historia, los presidentes estadounidenses han declarado emergencias nacionales decenas de veces para prohibir el comercio con ciertos países, en respuesta a actos terroristas o para cuestiones más pedestres como un brote de fiebre porcina, pero no se recuerda ninguna ocasión en que lo hicieran para sortear el veto del Congreso.
Molesto por que los medios y la oposición le reprochen a diario que parte de la Administración esté cerrada por el coste de una obra que prometió que México pagaría, matizó: “Obviamente, cuando decía que México pagaría el muro no quería decir que nos harían un cheque”, dijo. El país vecino, de hecho, aseveró contradiciendo las reglas básicas de la economía, “ya está pagando indirectamente” por los beneficios del nuevo pacto comercial.
Entre tanto, en Washington, demócratas y republicanos maniobraban para intentar desbloquear la situación. Un pequeño grupo de republicanos propuso al líder del Senado, Mitch O’Connell, añadir la inmigración a los debates sobre seguridad en la frontera para ofrecer algún aliciente a la oposición, pero la idea no prosperó. O’Connell también rechazo la propuesta de los demócratas de someter a votación en varias leyes presupuestarias aprobadas por la Cámara de Representantes con apoyo republicano.
Trump canceló ayer su asistencia al foro de Davos en razón de la “intransigencia de los demócratas”, aunque no debe descartarse que cambie de opinión antes del 21 de enero, cuando comenzará la cumbre. El cierre de la Administración, que hoy cumple 21 días, va camino de convertirse en el más largo de la historia de Estados Unidos. Pero ni para un presidente amante de los superlativos como Trump es una buena noticia. Ambos partidos empiezan a notar la presión de sus votantes por los efectos del cierre.
Unos 800.000 empleados federales no recibirán mañana su salario. La situación es complicada para muchos de ellos, como los veteranos de guerra o familias con niños que tienen que pagar guarderías. Viven mes a mes y apenas tiene ahorros. La agencia de guardacostas ha recomendado a sus 8.500 funcionarios (la mayoría enviados a casa hace casi tres semanas) que trabajen como canguro, paseen perros o abran su garaje y vendan cosas que no necesitan para llegar a fin mes.
El presidente estadounidense asegura que “muchos” de los afectados por el bloqueo apoyan su postura. “Igual se cree que pueden ir y pedir dinero a su padre”, replicó la speaker de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Dos grandes sindicatos de empleados públicos han denunciado al Gobierno por forzar a parte de los funcionarios afectados a trabajar sin ser pagados. Miles de personas se manifestaron ayer en todo el país para exigir a los políticos, y en particular a Trump, que resuelvan la situación y les paguen.
UNA MIRADA APOCALÍPTICA “Estamos siendo atacados por un país extranjero”, asevera el presidente
TRABAJADORES SIN SUELDO El Gobierno aconseja a los funcionarios que cuiden niños o paseen canes para ganar dinero