Diana de los conservadores
Alexandria Ocasio, joven estrella de los demócratas de EE.UU., se ha convertido en la principal víctima de los bulos ultras
La última versión del sueño americano, a pesar de las crecientes dudas sobre su pervivencia, se llama Alexandria Ocasio-Cortez. Ni ella se podía imaginar en febrero del 2018, cuando servía copas detrás de la barra de un bar de Union Square, en Manhattan, que escasamente un año después sería una de las máximas atracciones políticas en Estados Unidos, de dimensión internacional.
Vestida de blanco sufragista, la congresista de 29 años, la más joven en la historia de la Cámara de Representantes, fue la única demócrata que recibió el abucheo de la bancada republicana la semana pasada al dar su apoyo como presidenta de la House a la incombustible Nancy Pelosi, la colega de partido con la que había tenido sus más y sus menos.
Joven, hispana, de color, del Bronx, lenguaraz y con un magnífico manejo de las redes sociales para amplificar su discurso, en el que igual pide el cierre de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que propone impuestos del 70% a los ricos para afrontar el cambio climático o declara que Trump es un racista.
Todo esto, rematado con su descripción como socialista, palabra aún estigmatizada en las mentes conservadoras.
De esta manera ha elaborado un cóctel que entusiasma a los millennials y a la vieja guardia progre –y a los que la votaron–, preocupa a los demócratas centrados y despierta el instinto más atávico de la ultraderecha y no tan ultra que campan por el trumpismo.
Amor y odio. Así se entiende su creciente estrella, cuestión que se demuestra en la continua fijación que tienen con ella los sectores casposos entre los republicanos.
“Cada vez que abre la boca se equivoca. Se supone que acudió a la Universidad de Boston. Debe de ser una vergüenza para esa institución”. Es lo que dijo este miércoles Tom Homan, antiguo director en funciones del ICE en esa plataforma tan admirada por Trump como es el programa Fox & Friends. Homan había argumentado que Ocasio debería dar las gracias al ICE en lugar de requerir su abolición, porque sus agentes han sacado a “miles” de criminales de Nueva York.
No ofreció prueba de que el ICE haya detenido a miles en la Gran Manzana, ni existen evidencias de que los inmigrantes comentan más delitos violentos que los nacidos en EE.UU.
Pero qué más da la realidad, cuando se crea una realidad alternativa. Este jueves se aireó otra de las mentiras que sólo buscan menospreciar a Ocasio, cosa que la legisladora utiliza con maestría para sacar rédito político, gracias a su habilidad como relaciones públicas de sí misma.
Ayer arremetió contra los medios conservadores por el maltrato a la mujeres en puestos de liderazgo, después de que el Daily Caller publicara una imagen falsa con el gancho de que se trataba de ella. “Aquí está la foto que mucha gente describe como la selfie de Ocasio desnuda”. Este era el titular, que no es más que una demostración de mentes enfermizas. En esa toma lanzada por ese sitio web sólo se ven unos pies. Nada más. Y no son suyos.
De hecho, esa fotografía había circulado por internet durante meses y se le atribuyó a Ocasio con mala fe por un usuario en un fórum de Redit.
La neoyorquina se sirvió del asunto para llevarlo a su terreno. En su Twitter, cuenta que está causando sensación siguiendo la estela de la de Trump, escribió que el uso de esa desacreditada imagen sólo persigue “incrementar el escrutinio” de una mujer que logra un cargo de relevancia.
Insistió en que la acción del Daily Caller “sólo era una cuestión de tiempo”, por cuanto los republicanos “se están llenando la boca de espuma toda la semana”, frase de la que no ofreció explicación, aunque se sobreentiende como una alusión a la rabia que despierta. Hace unos días se difundió otro vídeo del 2010 en el que se la ve bailando y con el que trataron de ridiculizarla.
Los admiradores ganaron por goleada a los detractores, y ella sacó más puntos al burlarse colgando otro vídeo danzando en su despacho del Capitolio.
Tras la supuesta selfie en la bañera, Ocasio también denunció que el Daily Mail ha enviado a un reportero a domicilios de amigos en busca de “historias” a cambio de dinero.
El problema para esos difamadores es que, además, los pies del desnudo tienen una dueña. Corresponden a Sydney Leathers, una de las jóvenes que estuvieron implicadas en los mensajes lascivos de Anthony Weiner, entonces marido de Human Abedin, mano derecha de Hillary Clinton.
LA ÚLTIMA MENTIRA Una web ultra difundió “la selfie de Ocasio desnuda”: se ven unos pies que no son de ella
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