Los coches camuflados de los Mossos vuelven a la carretera
La policía catalana inicia una ofensiva con radares por tierra y aire para frenar el preocupante repunte de la accidentalidad
El repunte de la mortalidad en las carreteras catalanas ha obligado a la administración a reaccionar. Una mayor presencia policial y de radares móviles es la estrategia anunciada por los Mossos d’Esquadra para tratar de recuperar la senda de reducción de la accidentalidad frenada en el 2018. “Sacaremos a todos los efectivos de tráfico a la calle”, aseguró ayer el conseller de Interior, Miquel Buch, focalizando la actividad policial en el patrullaje activo. El objetivo es que el infractor tenga la sensación de que puede ser multado en cualquier momento.
La principal novedad será la activación de coches camuflados con nuevos elementos tecnológicos para cazar a los conductores que vayan a una velocidad superior a la permitida. Los vehículos sin logotipar pero con agentes uniformados en su interior son un clásico. Habían sido una herramienta muy utilizada en el pasado y que daba buenos resultados, pero en los últimos años se habían dejado de utilizar. Ahora vuelven a las carreteras equipados con la última tecnología. “Los infractores saben como eludir los radares, por eso potenciaremos el patrullaje en vehículos de paisano con radares móviles”, explicó el jefe de la comisaría de Movilidad, Joan Carles Molinero.
También se reactivará el helicóptero utilizado para captar infracciones desde el aire. Desde arriba se puede ver con facilidad como cada día un mayor número de conductores van más pendientes del teléfono móvil que del coche de delante, pero el helicóptero ha estado más de un año sin volar por el pleito entre varias compañías licitadoras por su concesión. En el tiempo que se ha visto en tierra se le ha instalado un nuevo sistema de captación con cinemómetro que permite calcular la velocidad de los vehículos en marcha para sancionar los excesos de velocidad como si fuera un radar más.
La estrategia se completará con un mayor número de radares de tramo, que comprueban la velocidad entre dos puntos diferentes. En las próximas semanas entrarán en funcionamiento cuatro más: en la C-16 en Cercs, en la A-2 entre Sant Vicenç dels Horts y Pallejà, en la misma autovía entre Argençola y Jorba y en la C-31 en Badalona. Después del verano se pondrán en marcha otros seis radares, tres de tramo y tres fijos, aunque aún no se ha detallado su localización.
Con este paquete de medidas de mayor control en las carreteras se quiere reducir el número de muertes en la red viaria catalana. El año pasado fallecieron 256 personas en 229 accidentes, un 7% más que el año anterior. El consumo de alcohol y drogas, el exceso de velocidad y las distracciones son las principales causas del aumento de la siniestralidad, que se disparó de manera alarmante durante el primer trimestre. La Conselleria d’Interior reaccionó entonces con un plan de contención que pasaba por incrementar la presencia policial en los tramos en los que se concentraba un mayor número de sucesos. El recuento a final de año demuestra que el incremento de uniformados ha dado resultado en dichas carreteras, en la mayoría vías secundarias y de un solo carril por sentido.
Además de trabajar sobre el terreno, el director del Servei Català de Trànsit (SCT) propuso ayer hacer evaluaciones psicofísicas a los infractores reincidentes para detectar y tratar causas que puedan subyacer a su comportamiento, como el alcoholismo u otras adicciones. Juli Gendrau también urgió a la dirección general de Tráfico (DGT) a complementar las multas con cursos formativos obligatorios para determinadas infracciones y, a la vez, poner en marcha incentivos que premien a los conductores que se reciclen. “Hay gente que se sacó el carnet sin saber qué era una rotonda, es bueno ir repasando los cambios en el Código de Circulación”, advirtió el director del SCT, pensando especialmente en las personas mayores, un colectivo entre el que ha crecido la accidentalidad en los últimos años.
El helicóptero vuelve a sobrevolar la red viaria con la capacidad de detectar y sancionar excesos de velocidad