Patente de baile
Tres intérpretes denuncian a Fortnite en un tribunal de Los Ángeles por la autoría de los movimientos de sus personajes
Un juzgado de Los Ángeles tiene sobre la mesa tres denuncias contra el videojuego Fortnite, al que acusan por haberse apropiado sin permiso de los movimientos de diversos bailes que los demandantes hicieron famosos, y que ahora sirven para mover a los protagonistas del juego sin que hayan pasado previamente por caja.
Los tribunales existen para dirimir las incógnitas de una disputa. La cosa está más que clara cuando cogen a alguien con las manos en la masa. Pero en ocasiones, por su novedad o la ausencia de precedentes, el caso plantea un interrogante a los jueces, sin que sean como aquel que ejercía en Sabadell, que lo tuvo que dejar porque le convencían tanto una parte implicada como la contraria y era incapaz de resolver un asunto.
Un juzgado federal de Los Ángeles afronta uno de esos dilemas en los que se han de explorar las fronteras legales. ¿A quién pertenece un gesto, un movimiento?
En este pleito son tres acciones. Las tres tienen el centro de gravedad en los avatares danzantes de Fortnite Battle Royale, el vídeo juego que arrasa a nivel global, y si sus “pasos de baile” son propios o los copian de otros sin respetar el copyright o derechos de autor.
Un trío de intérpretes ha presentado una denuncia contra Epic Games, empresa que ha hecho de Fornite una gigantesca máquina de ingresar dinero. Ya se sabe, el dólar llama al dólar.
Uno de los supuestos hace referencia a ese ejercicio rápido de mover los brazos adelante y atrás que se ha extendido a todo tipo de celebraciones. Se denomina Floss y Ruselle Horning, adolescente de Lawrenceville (Georgia) conocido artísticamente como Backpack Kid (el chico de la mochila) figura como su creador tras difundirlo en sus redes sociales.
A la demanda se han sumado el actor Alfonso Ribeiro, quien sostiene que uno de los avatares plagia su rápido número (de brazos), llamado Fresh, en la danza que interpreta como Carlton Banks en El príncipe de Bel Air. El tercero es el rapero 2 Milly, que se atribuye la autoría de un gesto que exhibe en el vídeo de su Milly Rock. “Me lo han robado”, sostiene el músico en The New York Times.
Los tres –a Horning le representa su madre– han ampliado la denuncia y también incluyen a los autores del juego sobre la NBA, la liga de baloncesto.
Según reconoce David Hecht, el abogado que les representan, siguen buscando a otros posible perjudicados por el baile de los avatares. Un vídeo en YouTube incluye a 58 caracteres o emotes extraídos de Fornite y ya ha logrado casi 30 millones de visitas.
Las compañías demandadas aún no entregaron sus argumentos en la descarga judicial. Sin embargo, todo indica que su respuesta se basara en la tesis de que los movimientos de un baile no pueden ser marcados con un copyright.
Sin bien este es pleito de nueva generación en la época tecnológica, no existen antecedentes de una demanda por una coreografía. Los expertos sostienen que esto se debe a que no había dinero detrás de este asunto. La cuenta millonaria de Fortnite supone un giro. La complejidad o el nivel de creatividad pueden dar ese copyright, pero aquí se aborda si un sólo movimiento, por viral que resulte, es suficiente para ser calificado de pieza coreográfica.
Ante el insólito pleito, los demandados dicen que los movimientos de un baile carecen de copyright