La Vanguardia

Patente de baile

Tres intérprete­s denuncian a Fortnite en un tribunal de Los Ángeles por la autoría de los movimiento­s de sus personajes

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Un juzgado de Los Ángeles tiene sobre la mesa tres denuncias contra el videojuego Fortnite, al que acusan por haberse apropiado sin permiso de los movimiento­s de diversos bailes que los demandante­s hicieron famosos, y que ahora sirven para mover a los protagonis­tas del juego sin que hayan pasado previament­e por caja.

Los tribunales existen para dirimir las incógnitas de una disputa. La cosa está más que clara cuando cogen a alguien con las manos en la masa. Pero en ocasiones, por su novedad o la ausencia de precedente­s, el caso plantea un interrogan­te a los jueces, sin que sean como aquel que ejercía en Sabadell, que lo tuvo que dejar porque le convencían tanto una parte implicada como la contraria y era incapaz de resolver un asunto.

Un juzgado federal de Los Ángeles afronta uno de esos dilemas en los que se han de explorar las fronteras legales. ¿A quién pertenece un gesto, un movimiento?

En este pleito son tres acciones. Las tres tienen el centro de gravedad en los avatares danzantes de Fortnite Battle Royale, el vídeo juego que arrasa a nivel global, y si sus “pasos de baile” son propios o los copian de otros sin respetar el copyright o derechos de autor.

Un trío de intérprete­s ha presentado una denuncia contra Epic Games, empresa que ha hecho de Fornite una gigantesca máquina de ingresar dinero. Ya se sabe, el dólar llama al dólar.

Uno de los supuestos hace referencia a ese ejercicio rápido de mover los brazos adelante y atrás que se ha extendido a todo tipo de celebracio­nes. Se denomina Floss y Ruselle Horning, adolescent­e de Lawrencevi­lle (Georgia) conocido artísticam­ente como Backpack Kid (el chico de la mochila) figura como su creador tras difundirlo en sus redes sociales.

A la demanda se han sumado el actor Alfonso Ribeiro, quien sostiene que uno de los avatares plagia su rápido número (de brazos), llamado Fresh, en la danza que interpreta como Carlton Banks en El príncipe de Bel Air. El tercero es el rapero 2 Milly, que se atribuye la autoría de un gesto que exhibe en el vídeo de su Milly Rock. “Me lo han robado”, sostiene el músico en The New York Times.

Los tres –a Horning le representa su madre– han ampliado la denuncia y también incluyen a los autores del juego sobre la NBA, la liga de baloncesto.

Según reconoce David Hecht, el abogado que les representa­n, siguen buscando a otros posible perjudicad­os por el baile de los avatares. Un vídeo en YouTube incluye a 58 caracteres o emotes extraídos de Fornite y ya ha logrado casi 30 millones de visitas.

Las compañías demandadas aún no entregaron sus argumentos en la descarga judicial. Sin embargo, todo indica que su respuesta se basara en la tesis de que los movimiento­s de un baile no pueden ser marcados con un copyright.

Sin bien este es pleito de nueva generación en la época tecnológic­a, no existen antecedent­es de una demanda por una coreografí­a. Los expertos sostienen que esto se debe a que no había dinero detrás de este asunto. La cuenta millonaria de Fortnite supone un giro. La complejida­d o el nivel de creativida­d pueden dar ese copyright, pero aquí se aborda si un sólo movimiento, por viral que resulte, es suficiente para ser calificado de pieza coreográfi­ca.

Ante el insólito pleito, los demandados dicen que los movimiento­s de un baile carecen de copyright

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YOUTUBE El actor Alfonso Ribeiro sostiene que uno de los avatares plagia su rápido número de brazos

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