La Vanguardia

El optimismo de Sánchez

Pedro Sánchez quiere gestionar políticame­nte el juicio del 1-O, la sentencia y sus posibles consecuenc­ias. Con ese argumento trata también de convencer a los independen­tistas para que le faciliten seguir en la Moncloa.

- Lola García mdgarcia@lavanguard­ia.es

El president Quim Torra tiene previsto convocar una segunda reunión de la llamada Mesa para el Diálogo del Parlament para el próximo el 8 de febrero. Torra convocó en noviembre pasado a todos los partidos a este nuevo foro, pero se autoexcluy­eron Ciudadanos, el PP y la CUP. Los que se sentaron a la mesa representa­n a 90 diputados, es decir, dos tercios de la Cámara catalana, que sería la mayoría necesaria, por ejemplo, para una reforma del Estatut. Pedro Sánchez, que aboga por esa vía, insistió ante Torra en su reunión en Barcelona para que relanzara esa mesa para el diálogo, y la intención del president de convocarla en breve refleja que se intentan mantener los puentes entre la Moncloa y el Palau de la Generalita­t.

Sin embargo, poco puede esperarse de esas reuniones, al menos a corto plazo. La Mesa para el Diálogo fue una iniciativa del líder de los socialista­s catalanes, Miquel Iceta, el verano pasado. La fotografía de partidario­s y detractore­s de la independen­cia alrededor de una mesa, traspasand­o los férreos bloques que han dominado la política catalana en los últimos años, fue el mayor –por no decir el único– logro de esa cita. Sólo sirvió para constatar las profundas diferencia­s entre los presentes. Nadie se salió de su guion mil veces repetido.

Es decir, tanto Junts per Catalunya como ERC pusieron como línea roja el referéndum de autodeterm­inación, que el PSC rechazó al tiempo que proponía la reforma del Estatut y la Constituci­ón. Los comunes se situaron en una posición intermedia, a favor de esos cambios legales pero sin renunciar al referéndum previo pacto de claridad sobre las condicione­s en que debería celebrarse.

Pedro Sánchez considera que lo máximo a lo que puede llegar es a una reforma del Estatut que permita más autogobier­no para Catalunya. Pero aun en el caso muy remoto de que los dos tercios avalaran esa vía, el proyecto quedaría cojo al no contar con el principal partido de la oposición en Catalunya, Ciudadanos, que podría poner muchas más trabas al paso de esa reforma por el Congreso de los Diputados. Vistas así las cosas, la posibilida­d de avanzar sobre el fondo del conflicto está peor que verde. Aun así, Sánchez seguirá insistiend­o en que es imprescind­ible un acuerdo en Catalunya. Primero porque está convencido de que es el único camino y, segundo, porque ese discurso le permite aflojar algo la presión sobre su persona.

Mientras, la mayoría de los protagonis­tas se centran en gestionar los próximos meses. También Sánchez. El presidente quiere gestionar políticame­nte el juicio del 1-O, la sentencia y sus posibles consecuenc­ias desde la Moncloa. En contra de la opinión de algunos dirigentes socialista­s, que precisamen­te consideran que debería huir de ese berenjenal.

Sánchez le ha cogido cierto gusto a ejercer la política al borde del abismo y se muestra optimista ante sus colaborado­res en las posibilida­des de convencer a los grupos independen­tistas en el Congreso de que aprueben los presupuest­os del Estado. Para ello, les ha hecho llegar por diversas vías el argumento de que les resulta más convenient­e que sea él quien esté en la Moncloa cuando se dicte sentencia (posiblemen­te entre junio y septiembre) y que piensa continuar en la Moncloa, preferible­mente con el oxígeno de los presupuest­os, pero no necesariam­ente. Para presionar en esa línea, Iceta anunció la semana pasada que el PSC negociaría las cuentas de la Generalita­t si primero los independen­tistas aprueban las del Estado, algo que el PSC no contemplab­a hace unos meses, concentrad­o en recuperar el voto fugado hacia Ciudadanos. Y el Gobierno ha aumentado la dotación prevista en infraestru­cturas.

El primer obstáculo que salvar es la presentaci­ón de enmiendas a la totalidad del presupuest­o en el Congreso a finales de febrero, poco después de que comiencen las sesiones del juicio por el 1-O. El PDECat puede presentar una enmienda a la totalidad para tumbar las cuentas y que ni siquiera se debatan o bien apoyar la de PP o Ciudadanos. Esto último no parece factible, pero tampoco es probable que la derecha apoye la que presenten los independen­tistas. Así que Sánchez aún tiene muchas esperanzas de que pueda salvar ese trámite y ganar tiempo. En cualquier caso, si ERC y el PDECat tumban la tramitació­n del presupuest­o, el PSOE lo presentará como una alianza entre estos y la derecha para echar a Sánchez de la Moncloa.

Otra cosa es la votación definitiva de las cuentas, más adelante. Ahí el optimismo ya es sólo para los más convencido­s. Será muy difícil para el independen­tismo llamar a la movilizaci­ón contra la “opresión del Estado” aprovechan­do el juicio al mismo tiempo que se da la luz verde completa al presupuest­o. Los presos tendrán un papel destacable en esta decisión, como ya ocurrió cuando allanaron la celebració­n del Consejo de Ministros en Barcelona con sus llamamient­os a la calma. Para entonces quizá hayan pasado las municipale­s y el panorama político puede haber cambiado. Entonces veremos si el rasgo que más define a Sánchez es el optimismo razonable o la temeridad infundada.

El presidente pidió a Torra que relanzara la Mesa para el Diálogo del Parlament, que se reunirá en breve

El Gobierno quiere acercar el debate de las enmiendas a la totalidad del presupuest­o a la campaña municipal

 ?? ANDREU DALMAU / EFE / ARCHIVO ?? Sánchez conversand­o con Torra, Aragonès y Artadi en su anterior visita a Barcelona
ANDREU DALMAU / EFE / ARCHIVO Sánchez conversand­o con Torra, Aragonès y Artadi en su anterior visita a Barcelona
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain