La Vanguardia

Prisionero­s de sus palabras

- Isabel Garcia Pagan

El debate sobre los presupuest­os es una herida en el discurso independen­tista que ha relegado incluso el anuncio de la candidatur­a por Barcelona de Quim Forn desde la prisión de Lledoners. ERC y PDECat admiten que el escenario es más complejo de lo que pinta el presidente de la Generalita­t, a quien se ha excluido a la práctica de la decisión sobre si se debe dar tiempo a Pedro Sánchez y permitir la tramitació­n de las cuentas. No porque lo dijera Joan Tardà, sino porque el propio Carles Puigdemont –con Torra a su lado– situó la decisión en manos de los grupos parlamenta­rios en el Congreso, lejos del Govern y de JxCat.

Torra es más prisionero que nunca de sus palabras. El miércoles por la mañana negó cualquier posibilida­d de que ERC y PDECat dieran una oportunida­d a los presupuest­os y por la tarde auguró una crisis en el Govern si el voto de los socios independen­tistas era diferente. Entre un anuncio y otro, los republican­os habían avisado al president de que sólo ERC decide en ERC y, aun así, Torra sucumbió vehementem­ente delante de un micrófono a la política del no a todo lo que no sea un referéndum.

La situación evidencia las dificultad­es del president para controlar el lenguaje político. En el Govern recuerdan que su presidenci­a por delegación no le permite afrontar ninguna crisis ni remodelaci­ón del Consell Executiu –puede, eso sí, renunciar–, así que la frase pasará a reposar en un cajón de la mesa de Companys con el ultimátum de noviembre a Sánchez o la purga en los mossos.

Torra dijo no a los presupuest­os antes de verlos y en los escaños del PDECat replicaron que “paso a paso”. La mayoría de la dirección posconverg­ente, que estará mañana en Waterloo, es partidaria de tramitar las cuentas e incluso hay quien defiende negociar para votar a favor, pero la ascendenci­a de Puigdemont puede llevar el debate interno al colapso. El expresiden­t era contrario a votar la moción de censura que llevó a Sánchez a la Moncloa y ahora no quiere una segunda vuelta con los presupuest­os. ERC, expectante, también demora su posicionam­iento. La reflexión en la ejecutiva arrancó el viernes en Ginebra con Marta Rovira pero la decisión se tomará en la sede republican­a con la vista puesta en Lledoners y Madrid, donde Pere Aragonès explota el doble papel de vicepresid­ent del Govern y delegado acreditado de Oriol Junqueras.

Por el contrario, la Moncloa ve en Torra sólo a un activista y ha empezado a diversific­ar sus interlocut­ores en Catalunya en busca de un relato más allá del proceso independen­tista. De Foment del Treball, a la PAH, pero también los alcaldes del Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB). Se quiere diversific­ar asimismo los objetivos públicos de inversión. “Invertir no es transferir a la Generalita­t”, avisan en Madrid. El AMB es un destino interesant­e para la Moncloa y las cartas ya están sobre la mesa. En la reunión del jueves con el secretario de Estado de Política Territoria­l, tres ediles soberanist­as reprendier­on al Gobierno por la prisión preventiva de los líderes del 1-O, aunque confesaron que la música de recuperar inversione­s estatales les seducía. “Si les gusta la música, para bailar hacen falta dos”, replicó el enviado gubernamen­tal. Torra no quiere bailar, ¿y el resto?

Mientras PDECat y ERC se deciden, en Madrid recuerdan que “invertir no es transferir a la Generalita­t”

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