“Esta revolución trae más trabajo”
Todas las revoluciones que ha habido en la historia han terminado suponiendo más trabajo y estoy convencido de que esta vez no será distinto porque la robotización no es contraria al trabajo”. A Marc Gómez (Barcelona, 1969) hay que escucharle cuando habla de estas cosas ya que es una autoridad por su formación, su posición como consejero delegado del conglomerado suizo Asea Brown Boveri (ABB) en España y su vasta experiencia en todo lo relacionado con estos procesos.
“Vivimos un momento único y apasionante en la que se están llevando a cabo simultáneamente la cuarta revolución industrial y la revolución energética, y ABB está en el centro de toda esta transformación”, dice, apasionado. Gómez, ingeniero industrial, es lo que los americanos llaman un one company man: egresó de las aulas de la UPC a principios de los años noventa y lleva 34 años en ABB.
No ha tenido tiempo de aburrirse. Entró abajo de todo, como ingeniero de campo. “Nada más entrar, me enviaron a la hortofrutícola Nufri, a arreglar una máquina que se había estropeado. Y ahí te ves tú, el problema y el cliente jurando en arameo... Aprendes lo que es la soledad, ves los errores propios y ajenos y que no es lo mismo diseñar que ejecutar”, explica. Luego, con los años, Gómez perdería cualquier miedo y pasaría por todas las áreas de la empresa: responsable de proyecto, product manager, jefe del departamento de motores y, ya en el 2010, director de la división de robótica, motores y accionamientos en España y Portugal.
Siempre se ha considerado “un mal ingeniero”, pero ha sabido gestionar. Quienes le conocen destacan su capacidad de escuchar, hacer equipo y motivar para lograr los objetivos. Eso, y su disponibilidad para adaptarse al cambio, convirtió su vida de directivo en un viaje continuo. ABB, con 135.000 trabajadores y actividad en prácticamente todo el mundo, le ha ido otorgando mayores responsabilidades con el paso de los años. En el 2013, le pusieron al frente de todo el negocio de motores en la región del Mediterráneo y gerente de la filial italiana; en el 2015, responsable mundial del negocio solar; y hace un año, consejero delegado en ABB España y presidente de la firma en Portugal.
“Todos estos cambios, incluidos los cinco años en Milán, los viví con mi familia como una aventura: supusieron un esfuerzo enorme para todos, pero constituyeron una gran experiencia personal”, asegura. Ahí se topó, de nuevo, con la soledad. “El expatriado puede sentirse muy solo. Eso te lleva a apreciar más a quienes están a tu lado”.
En la última etapa como jefe global del negocio solar dio varias veces la vuelta al mundo. Ahora, en China; la semana próxima, a Estados Unidos; la siguiente, a la India o Japón... Uno de esos años, recuerda, contabilizó –no se sabe si en un Excel– 193 días viajando.
A principios del 2018, dio un paso que, aparentemente, podía
ABB ESPAÑA FUNDADA EN 1912 FACTURACIÓN DE 800 MILLONES PLANTILLA TOTAL DE UNOS 2.400 TRABAJADORES 7 CENTROS DE PRODUCCIÓN, 17 OFICINAS Y 21 MILLONES EN I+D
significar algo más de calma en su vida personal y profesional al hacerse cargo de ABB España. Sin embargo, como era de esperar, Gómez sigue revolucionado por el entorno entre robots, proyectos, clientes, la exigencia de la matriz y la digitalización, presente en todos los procesos. “Me han pedido que ABB crezca muy por encima del mercado y que alcance los 1.000 millones de facturación en 18 meses”. Eso supone un 20% más.
A Gómez le gusta hablar de retos y oportunidades. Para el país y para los jóvenes. Por eso, lamenta que ABB tenga 60 posiciones sin cubrir en España por no encontrar los candidatos adecuados. Y se muestra tranquilo ante la venta de la división de ingeniería energética a Hitachi, que en España supondrá la salida de unos 800 trabajadores. “Aunque a veces parezca que el paradigma es el desorden y que el mercado es muy salvaje, no hay que asustarse. La velocidad de cambio es muy alta, pero todo es cuestión de actitud: aquí no hay muros para nadie”.
“La velocidad del cambio es muy alta, pero todo es cuestión de actitud: aquí no hay muros para nadie”