La Vanguardia

Brexit, diálogo de sordos

La premier no se mueve un ápice y el líder laborista no quiere hablar con ella

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Aquí todo el mundo sigue en sus trece y nadie se baja del burro. Es la interpreta­ción moderna del verbo

negociar. Theresa May ha ofrecido diálogo tras la debacle de su acuerdo con Bruselas y la superación a duras penas de una moción de censura, pero poniendo una pistola en la sien de los partidos de oposición: “Mis principios y mis líneas rojas son intocables”. O sea, que se trata de que los demás se rindan y le digan kumbayá.

Jeremy Corbyn, el líder de la oposición, se ha negado a decir

kumbayá a una primera ministra que, sin hacer desde hace dos años otras cosa que negociar el Brexit, ha visto su compromiso derrotado por 230 votos, un récord legislativ­o. Le ha puesto como condición, antes de acudir a la cita, que descarte una salida desordenad­a de la UE (algo que según Downing Street “es imposible”) y ha prohibido a sus diputados que participen en un diálogo tan falso. Y se fue a la localidad de Hastings, el primer objetivo en la lista de escaños que ganar por el Labour en las próximas elecciones, como si la campaña hubiera comenzado ya. Así están las cosas.

El líder liberal Vince Cable; el jefe del grupo parlamenta­rio del SNP escocés, Ian Blackford; la diputada verde Caroline Lucas, y dirigentes del Playd Cymru (nacionalis­tas galeses) desfilaron por el 10 de Downing Street para palpar de primera mano el ambiente y ver hasta qué punto la dura realidad había suavizado a May. Se dieron cuenta de que nada en absoluto, la premier sigue en su particular nube.

“La táctica continúa siendo la misma, perder el tiempo y que el reloj corra hasta el 29 de marzo, cuando el país saldrá desordenad­amente de la UE, a ver si un número suficiente de diputados pestañea y ratifica su plan como mal menor”, resumió Nicola Sturgeon, primera ministra de Escocia. Tom Peck, comentaris­ta del Independen­t, fue mucho más gráfico en su descripció­n de Theresa May: “Es indestruct­ible como algunos modelos de teléfono móvil, como las cucarachas capaces de resistir un holocausto nuclear, como las algas que sobreviven sólo con el ácido sulfúrico de volcanes subacuátic­os a diez kilómetros por debajo de la superficie marina”. The New York Times la ha bautizado “Nuestra Señora de la Perpetua Crisis”.

El calendario queda como sigue. El lunes May presentará a los Comunes un plan B para el Brexit, que todo apunta a que será exactament­e igual que el plan A, como si no hubiera pasado nada, ya que tras la “jornada negociador­a” de ayer descartó un segundo referéndum “porque tardaría más de un año en poder organizars­e, aparte de ir en contra de la voluntad popular”, dijo que no tiene ninguna intención de pedir una prórroga a Bruselas y descartó la permanenci­a en la unión aduanera. Esta variación sobre el mismo tema se debatirá y votará el martes día 29, pero la clave es que los diputados podrán presentar enmiendas.

En el tablero están de un lado los brexiters que esperan una salida sin acuerdo, y del otro, la coalición de laboristas eurófilos, nacionalis­tas y

tories proeuropeo­s que desean un segundo referéndum, la cancelació­n del Brexit o un Brexit lo más blando posible. Y pululando entre una opción y la otra, May, que insisten en que “o su plan o nada”, y Corbyn, con su utópica demanda de la permanenci­a en la unión aduanera “y seguir disfrutand­o de todas las ventajas de pertenecer a la UE”. La cuestión es cuál de esos grupos es el último que seguirá vivo cuando el Big Ben dé las doce campanadas. Dentro de la batalla en liza entre ejecutivo y legislativ­o por el control del proceso, el diputado conservado­r Nick Boles va a proponer la creación de un comité parlamenta­rio que tome las riendas del asunto. Y su colega Sarah Wollaston va a sondear el apoyo a una segunda votación (una última encuesta da al

remain una ventaja del 56% a 44%).

Mientras tanto el país parece vivir la película Atrapado en el tiempo, en la que un famoso meteorólog­o acude a un pueblo a cubrir el acto folklórico del día de la Marmota, cuando los agricultor­es pronostica­n el fin del invierno, y se ve encerrado en un bucle de pesadilla. Cada mañana se levanta y sigue siendo el mismo horrible día. El arzobispo de York, John Sentamu, ha pedido a los británicos que recen.

NUEVO CALENDARIO May presenta el lunes su plan B (igual al A), que se debatirá y votará el 29 de enero

PULSO POLÍTICO May no mueve sus líneas rojas, y Corbyn le exige que descarte una salida desordenad­a

 ?? WILL OLIVER / EFE ?? En vez de acudir a Downing Street para hablar con May, el líder laborista Jeremy Corbyn participó en un acto electoral en la localidad de Hastings
WILL OLIVER / EFE En vez de acudir a Downing Street para hablar con May, el líder laborista Jeremy Corbyn participó en un acto electoral en la localidad de Hastings
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain