Trump abre la puerta a otra carrera nuclear entre las dos potencias
EE.UU. rompe el pacto de control de armas con Rusia
La decisión de Washington deja desprotegida Europa como en los tiempos de la guerra fría. El histórico acuerdo databa de 1987.
La arquitectura institucional que mantuvo a raya el desarrollo de armas nucleares y ha garantizado la seguridad en Europa tras el final de la guerra fría se desmorona.
Estados Unidos suspendió ayer sus obligaciones con el tratado de fuerzas nucleares de medio alcance (INF, por sus siglas en inglés) firmado en 1987 con Rusia, una decisión que deja la vía libre a una nueva competición entre las dos potencias, si no mundial. “Si hay una nueva carrera armamentística, será Rusia quien la ha empezado”, declaró ayer a la prensa un alto cargo de la Casa Blanca.
“Durante demasiado tiempo”, aseguró el presidente Donald Trump en un comunicado, Moscú ha violando “con impunidad” el acuerdo “al desarrollar de forma encubierta un sistema de misiles prohibidos que plantea una amenaza directa a nuestros aliados y nuestras tropas en el extranjero”. “No podemos ser el único país que lo cumpla”, recalcó. La retirada será efectiva en seis meses. La OTAN, preocupada por las implicaciones del movimiento, respaldó “plenamente” la conclusión de que Moscú está “en violación material” del tratado y pidió al Gobierno ruso que aproveche ese tiempo para salvar el histórico acuerdo, que llevó a la destrucción de miles de misiles nucleares que habían aterrorizado a Europa durante años.
Las violaciones denunciadas por Washington y la Alianza Atlántica se refieren al desarrollo de los polémicos misiles de crucero Novator 9M729, conocidos por la OTAN como SSC-8. El Gobierno estadounidense ha denunciado desde el 2013 que violan los términos del tratado INF, que impide la producción, desarrollo y pruebas de misiles de medio alcance, con un rango de entre 500 y 5.500 kilómetros. El direcconclusión tor de Inteligencia Nacional, Daniel Coats, dijo el año pasado que Rusia los había probado desde una lanzadera fija a menos de 500 kilómetros (lo que estaría permitido) pero también desde una móvil, algo que el tratado prohibe. Moscú lo niega vehementemente y acusa a Estados Unidos de ser quien incumple el tratado con el sistema de defensa antimisiles activado en Europa en el 2017; a su juicio, también puede servir para lanzarlos y supone un desafío para su propia seguridad.
Hace años que el INF no tenía quien le defendiera. Diferencias sobre el 9M729 aparte, ambos países han llegado progresivamente a la de que el arreglo actual no les beneficia tanto como cuando Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan lo suscribieron hace más de 30 años en una ceremonia en la Casa Blanca. El Kremlin, enfrentado a la expansión de la OTAN, cree que actualmente sirve más a Estados Unidos que a Rusia. Y hoy hay más actores en el tablero internacional, sobre todo uno que reemerge con fuerza y no está atado por el INF, China. Esa es la auténtica prioridad estratégica de Estados Unidos.
La idea de reformar y ampliar el tratado para incluir a China y otros países nunca ganó tracción en Washington ni Moscú. Para los halcones de la Administración Trump detrás de la decisión de abandonarlo, liderados por John Bolton, el INF supone una limitación inaceptable a las capacidades de defensa de EE.UU. “Nos coloca en una situación de desventaja militar”, señaló ayer el secretario de Estado, Mike Pompeo al anunciar la decisión de suspender sus obligaciones con el tratado.
El tiempo de las negociaciones se ha acabado. La Administración Trump dio en diciembre 60 días al Kremlin para destruir los controvertidos misiles y sus lanzaderas y ese plazo acaba hoy. “Esta es su última oportunidad”, dijeron fuentes
INQUIETUD EN EUROPA La OTAN pide a Moscú que utilice los seis meses que quedan para salvar el tratado
LOS MISILES DE LA DISCORDIA Washington sostiene que los nuevos 9M729 incumplen el acuerdo sobre armamento
de la Casa Blanca, escépticas respecto a la posibilidad de reconducir la situación y salvar el INF. “Hemos hablado a todos los niveles, políticos y técnicos, de todo lo que haría falta” pero “por desgracia hemos llegado a un punto muerto”. Estados Unidos, recordó Pompeo, ha hablado en más de 30 ocasiones con Rusia sobre el incumplimiento del tratado. Está en el aire, además, la renovación de otro tratado de control de armas nucleares, el New Start, que expira en el 2021.
No está claro cuáles serán sus siguientes movimientos si finalmente, como todo indica, el INF pronto será historia, pero el presidente Trump ha avanzado que seguirá adelante “con el desarollo de nuestras propias opciones de respuesta militar junto con la OTAN y otros aliados para negar a Rusia cualquier ventaja derivada de su conducta ilegal”. Fuentes de la Casa Blanca matizaron sin embargo que EE.UU. no estará “de inmediato” en disposición de desplegar misiles de esta categoría cuando la retirada del tratado sea efectiva y en cualquier caso “no estamos evaluando nada nuclear, sólo opciones convencionales. Eso es otra mentira rusa más”. “Nos queda un tiempo hasta poder hacer pruebas de vuelo y bastante más para tomar una decisión sobre el despliegue” de un sistema de este tipo, dijeron las fuentes, que sostuvieron que la retirada del tratado “no tiene nada que ver con China”.
“Abandonar el INF desatará una nueva competencia de misiles en- tre Estados Unidos y Rusia”, afirman los expertos en seguridad nuclear del Carnegie Endowment for International Peace en un análisis publicado esta semana. “La auténtica víctima es nuestra alianza transatlántica”, sostiene el investigador Pranay Vaddi, para quien Washington “está abandonando a Europa ante Rusia y la amenaza de los misiles SSC-8”. “Estados Unidos no necesita desplegar el tipo de misiles que ese tratado prohibe. Intentar desplegar misiles de tierra de rango intermedio sólo hará saltar por los aires las relaciones con los aliados en Europa y el este de Asia, lo que beneficiaría a Rusia y China”, apunta George Perkovich vicepresidente del mismo think-tank.
Un reciente informe del Pentágono asegura que China está preparando a sus pilotos “para atacar” objetivos estadounidenses y ha expandido sus áreas operativas sobre agua con cazabombarderos que podrían apuntar a las bases de EE.UU. en la isla de Guam. Pekín puede añadir “un elemento nuclear” a la disputa territorial del mar de China Meridional dotando de capacidades específicas a los bombarderos, advierte. La ruptura del INF dejará vía libre para responder al desarrollo armamentístico de China y reposicionarse en la región.
CONSECUENCIAS INCIERTAS Trump advierte que desarrollará su propia respuesta militar frente a Rusia