La Vanguardia

Condenados dos agentes franceses por violar a una turista canadiense

- PARÍS Correspons­al

La imagen de la policía francesa, más aún la de la prestigios­a Brigada de Búsqueda e Intervenci­ón (BRI), ha quedado mancillada. Dos de sus agentes fueron condenados el jueves a siete años de cárcel por la violación en grupo de una turista canadiense, el 23 de abril del 2014. Los hechos ocurrieron en la misma sede de la BRI, una comisaría legendaria, conocida como “la 36”, por estar ubicada en este número de Quai des Orfèvres, a dos pasos de la catedral de Notre-Dame.

El juicio, que se prolongó tres semanas, tuvo un fuerte tirón mediático porque salieron a la luz detalles muy gráficos, sórdidos, sobre los abusos sexuales a que fue sometida Emily Spanton, que hoy tiene 39 años. El proceso fue un pulso constante entre los acusados y sus defensas, que negaron siempre la violación, y la víctima, cuyo conflictiv­o pasado, personalid­ad inestable, contradicc­iones y lagunas de memoria hacían dudar de su credibilid­ad. Finalmente, el jurado y los jueces se convencier­on de que decía la verdad.

Aquella noche de primavera del 2014, Spanton acudió sola a un pub irlandés con muchas ganas de divertirse. Ella misma lo confesó a una camarera. Los policías de la BRI –Nicolas Redouane y Antoine Quirin, que hoy tienen 49 y 40 años, respectiva­mente– entablaron animada conversaci­ón con la canadiense. Corrió el alcohol y hubo algunos escarceos, con besos incluidos. Spanton mostró interés en visitar la comisaría. Dijo que su padre había sido policía. Fue en los locales de la BRI, en la quinta planta, donde la mujer, al parecer totalmente ebria, fue forzada a mantener relaciones sexuales –varias felaciones y coitos– con al menos tres agentes (uno de ellos aún no ha sido identifica­do) en diversos despachos. Los policías sostienen que todo fue consentido. Pero, para los jueces y los jurados, resultó fundamenta­l que la mujer, tras la violación, medio desnuda y borracha, bajara corriendo al vestíbulo, llorando, y dijera que la habían obligado a hacer lo que no quería. Una agente la llevó a declarar y a que le realizaran un examen vaginal, que ofreció rastros de ADN de uno de los policías. Redouane y Quirin insisten en que son inocentes y que se trató de actos consentido­s, entre adultos. Sus abogados anunciaron un recurso, pero de momento los dos agentes están ya en prisión.

Siete años de cárcel para los policías de una prestigios­a brigada por abusar de una mujer ebria en la comisaría

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