Huella española en Tánger
El Gobierno cede de forma permanente a Marruecos el Gran Teatro Cervantes, obra del arquitecto español Diego Jiménez Armstrong, cuyos responsables deberán afrontar a partir de ahora los costes de rehabilitación y reconversión del emblemático espacio cultural.
El Gobierno español cede definitivamente el Gran Teatro Cervantes de Tánger a Marruecos, que se encargará de la rehabilitación del inmueble y su conversión en un centro cultural polivalente, cuya programación seguirá ligada en parte a la cultura y la presencia española en el norte de África. El edificio, una joya del art nouveau, fue levantado por el arquitecto español Diego Jiménez Armstrong, nacido en Tánger, y las esculturas exteriores son del sevillano Cándido Mata.
Inaugurado en 1913 por iniciativa de un rico comerciante de Cádiz, Manuel Peña Rodríguez, que se instaló en la ciudad junto a su mujer, el Gran Teatro Cervantes fue durante décadas el mayor espacio teatral del norte de África. Acogió a las mejores estrellas artísticas del momento, desde Lola Flores y Antonio Molina a Enrico Caruso. También encuentros políticos: tras una reunión con exiliados antifranquistas Juanito Valderrama compuso El emigrante.
En 1928 el dictador Miguel Primo de Rivera lo adquirió para el Estado, que lo ha mantenido hasta ahora, aunque abandonado desde hace décadas. El Cervantes ha sido testigo fiel de la presencia española en Marruecos, de sus momentos cumbre y su decadencia, a la par que la de Tánger. La ciudad que acogió a artistas, literatos, aventureros e inversores ha sufrido un proceso de degradación que ahora se quiere revertir. Tras la independencia de Marruecos en 1956, la colonia española fue abandonando Tánger y el Cervantes se fue apagando. El Estado cedió en 1974 el teatro a la municipalidad de Tánger por un dirham anual.
El acuerdo actual contempla que Rabat asumirá los gastos de rehabilitación, de unos cinco millones de euros. “Es un edificio de un valor arquitectónico y cultural incontestable que necesita una importante inversión que las diferentes administraciones españolas no han podido ofrecer. Se ha decidido donarlo a Marruecos como respuesta al ofrecimiento marroquí de restaurar el teatro a cambio del compromiso de mantener un componente español en la programación cultural”, aseguran desde La Moncloa.
Rabat invertirá cinco millones en rehabilitar un espacio que alberga la memoria de España en el norte de África