La Vanguardia

El Barça gana la Copa del Rey de baloncesto al Madrid en una final de infarto

Los blaugrana se imponen por 93-94 tras unas polémicas decisiones arbitrales

- LUIS BUXERES

No hay peor enemigo que el que no se rinde nunca. Equipos como el Barça Lassa que está reconstruy­endo Svetislav Pesic a su imagen y semejanza. Conquistad­a de nuevo la Copa del Rey por los azulgrana, esta vez en el WiZink Center, territorio enemigo más que nunca. Fue una final épica, en la que el Real Madrid saboreó hasta dos veces el triunfo pero se topó con un gato catalán y sus siete vidas, que le arañó las manos y le arrebató el trofeo de una manera heroica.

Si la hegemonía copera de Barça y Madrid –se han repartido los diez últimos títulos– debe servir para que los aficionado­s al baloncesto presencien espectácul­os como el de ayer, bienvenida sea. No fue un partido, sino una odisea de esas que apreta las agendas de los cardiólogo­s. Una canasta de Llull sin tiempo forzaba una prórroga en la que se impuso de nuevo la polémica, como sucediera el año pasado en Gran Canaria.

La batalla fue descomunal y, ni siquiera con el partido ganado, con el Madrid uno abajo y un segundo por jugar, pudo respirar el Barça. El tiro de Llull desde veinte metros saludó al aro y salió a tomar una cerveza. La euforia explotó en el banquillo azulgrana, de nuevo campeón, y también permitió el respiro de un alto responsabl­e barcelonis­ta, que siguió casi todo el partido de pie, con las manos en los bolsillos, en un vomitorio. Al más puro estilo Gaspart. El idilio del Barça de Pesic con la Copa empieza a llamar a la puerta de Netflix. Merece como mínimo un documental. Hace un año la ganaba contra viento y marea ante un Madrid que era muy superior. Este año lo ha hecho ya con las fuerzas igualadas ante su máximo rival, pero superando situacione­s ante las que cualquier otro vestuario hubiera hincado la rodilla. Este equipo parece no morir nunca y, cuando lo hace, resucita cuando menos te lo esperas.

Al más puro estilo Memento, el relato del encuentro debe comenzar por el final. Primero, por el nuevo milagro de Llull, capaz de igualar a 77 con un tiro que sobrevoló el parquet ya con las luces encendidas y el cronómetro a cero. Después, con una prórroga que merece varios capítulos aparte. Con ambos

PRIMERA POLÉMICA

Un claro mamporro de Randolph a Singleton no fue señalado y permitió reaccionar al Madrid

SEGUNDA POLÉMICA

Una canasta de Tomic fue concedida por los árbitros tras verla repetida por televisión

equipos en bonus, los tiros libres fueron alimentand­o el marcador hasta que llegó Ante Tomic para romper el aro y encarar un parcial de 0-7 que parecía sentenciar, esta vez sí, el titulo (87-92 a falta de 20 segundos).

Llegó entonces un nuevo giro radical en el WiZink, de esos que ni el cine sería capaz de capturar porque la capacidad que tienen los árbitros para meterse en líos, sea el deporte que sea, es sideral. Randolph anotó un triple y Singleton corrió al contragolp­e. Cuando se disponía a anotar, apareció Randolph como un huracán para golpear a Singleton en la cabeza y mandarle al suelo en una entrada que bien podría haber firmado Hulk Hogan. No se escucharon silbatos en el WiZink y el Ma- drid aprovechó la circunstan­cia para correr y Carroll para anotar una canasta y un tiro libre adicional.

De repente, la final había dado un vuelco tremendo. Faltaban 4,3 segundos y el marcador señalaba 93-92 favorable a los blancos.

La última anotación de la final la decidió el instant replay después del tapón de Randolph a Tomic. Los árbitros, con toda la presión del mundo, con miles de seguidores silbando y presionand­o, optaron por decretar canasta del croata. Una decisión también muy discutible porque tanto pudo haber falta como ser legal el tapón. Celebró antes de tiempo el banquillo barcelonis­ta porque a Llull le quedaba un último intento.

Pero el segundo milagro no se materializ­ó y el Barça saboreó de nuevo las mieles de la Copa del Rey. Son ya cinco títulos en la última década. Todo lo que sucedió hasta llegar a la prórroga también fue digno de una final para la historia. El parcial de 18-2 que endosaron los blancos a su rival en el tercer cuarto (58-41, minuto 27).

El tiro exterior del Madrid que arrasaba con las esperanzas del Barça. Llull, Campazzo y Randolph machacando sin piedad y la sensación de que los blancos creyeron tener la Copa en sus manos. Pero la reacción del Barça fue para enmarcar, con un 0-15 al inicio del cuarto parcial con un Heurtel homenajean­do el All Star firmando 14 puntos en pocos minutos.

Con las fuerzas de nuevo igualadas (61-61, minuto 34), se desató la tormenta en el WiZink. La canasta de Lull. La (no) falta a Singleton, uno de los mayores escándalos del baloncesto español. El orgullo del Madrid. Y, finalmente, la televisión para coronar a Ante Tomic como el héroe final de una función que agotó incluso a los espectador­es.

La Copa del Rey no tiene parangón y le tira los tejos al Barça.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain