La retirada de EE.UU. de Siria deja a los kurdos en situación vulnerable
Temor en la Conferencia de Munich a que El Asad o Turquía intervengan
La retirada de las tropas estadounidenses desplegadas en Siria, anunciada en diciembre por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenaza con dejar desprotegidos a los combatientes kurdos contra el Estado Islámico (EI) en la zona, ahora que las fuerzas gubernamentales terrestres de Bashar el Asad van ganando terreno gracias al apoyo aéreo ruso. Ese panorama fue dibujado ayer en la última jornada de la Conferencia de Seguridad de Munich (MSC), un foro clave sobre seguridad y defensa, que en esta 55.ª edición ha reunido en la capital bávara a 35 jefes de Estado y de Gobierno y a 80 ministros de Exteriores y Defensa, desde el pasado viernes hasta ayer.
“Los kurdos forman parte de la población de Siria; claro que conocemos los problemas entre Damasco y los kurdos, pero creo que existe una solución a través del diálogo”, advirtió el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Vershinin, quien arguyó que si no va a haber más tropas extranjeras en el nordeste de Siria, “la mejor solución sería iniciar un diálogo entre los kurdos y Damasco”. Los kurdos han asumido el combate terrestre contra el EI con el apoyo de una coalición antiyihadista internacional con EE.UU. en la que participan también, entre otros, Alemania, Francia y el Reino Unido.
El contingente estadounidense en la zona es de 2.000 soldados, y cuando Trump anunció a mediados de diciembre su retirada lo argumentó vía Twitter así: “¿Quiere Estados Unidos ser el policía de Oriente Medio, sin obtener NADA, pero gastando vidas preciosas y trillones de dólares protegiendo a otros que, en la mayoría de los casos, no aprecian lo que estamos haciendo? ¿Queremos estar allí para siempre? Es hora de que otros finalmente luchen…”. Ante el revuelo internacional, matizó al poco que la retirada sería escalonada.
Ayer en Munich lo reiteró el representante especial para Siria del Departamento de Estado de EE.UU., James Jeffrey, que trató de tranquilizar a sus socios asegurando que la retirada “no será abrupta ni rápida”, sino “paso a paso, consultando con los aliados”. Las primeras salidas comenzaron a mediados de enero, y proseguirán en las próximas semanas.
Washington pidió a sus aliados una “fuerza de observadores” en el nordeste del país para garantizar la seguridad de la población siria kurda. No se trata sólo del riesgo vinculado a la toma de control de la zona por el propio Gobierno sirio, sino también de la posibilidad de que Turquía actúe militarmente para neutralizar a las milicias kurdas de Siria, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que ve lesivas dados sus vínculos con los kurdos de Turquía, al otro lado del confín.
“Nuestra principal preocupación, tanto antes como después de la retirada americana, es la seguridad de nuestra frontera”, dijo ayer en Munich el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, quien sostuvo que “las YPG son un grupo terrorista”. Allí mismo, el estadounidense James Jeffrey le respondió que su país desea apoyar al aliado turco, pero con una salvedad. “Queremos evitar que las fuerzas democráticas sirias junto a las que hemos conducido el combate sean ahora maltratadas”, dijo Jeffrey. La idea americana de una “fuerza de observadores” fue rechazada ayer por los socios de EE.UU. en la coalición antiyihadista.
Siria no fue el único foco de tensión en el abordaje a Oriente Medio ayer en la Conferencia de Munich. El ministro de Exteriores de Irán, Mohamed Yavad Zarif, replicó con dureza al vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, que el sábado había reclamado a Europa que abandone, como ha hecho Estados Unidos, el pacto nuclear iraní del 2015. Zarif calificó las palabras de Pence de “odiosas, ignorantes y ridículas” y acusó a Estados Unidos de ser “la mayor fuente de desestabilización de Oriente Medio” y de tener una “obsesión enfermiza” con Irán.
El ministro iraní de Exteriores afirma que Estados Unidos tiene una “obsesión enfermiza” con Irán