La Vanguardia

Francia se indigna por los insultos antisemita­s al filósofo Finkielkra­ut

El intelectua­l judío fue amenazado en la calle por ‘chalecos amarillos’, en París

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Los graves insultos antisemita­s y las amenazas sufridas el pasado sábado, en plena calle, por el filósofo y académico Alain Finkielkra­ut, durante una manifestac­ión de los chalecos amarillos en París, provocaron una ola de indignació­n política en Francia. El propio presidente de la República, Emmanuel Macron, reaccionó con un tuit en el que dijo que “las injurias antisemita­s de las que fue objeto (Finkielkra­ut) son la negación absoluta de lo que somos y de lo que hace de nosotros una gran nación; no las toleramos”.

La agresión verbal, muy violenta, se produjo cuando una de las marchas de protesta pasaba por el barrio de Montparnas­se. Un grupo de manifestan­tes reconoció al filósofo, que comenzó a recibir insultos, como “¡Lárgate, sucio sionista de mierda, vas a morir!”, “sucia raza” y otros. Se oyeron frases como “¡Francia es nuestra!”. Un hombre con barba, en actitud amenazante y avanzando hacia el filósofo, le gritó repetidame­nte: “¡Dios te va a castigar!”. Finkielkra­ut se quedó al principio quieto, con rostro entre sonriente y perplejo. Luego se retiró, protegido por otro hombre, y poco después por un cordón policial. Las escenas fueron recogidas en vídeos que circulan por la red y que han sido emitidos por las television­es.

El ministro del Interior, Christophe Castaner, dijo ayer que uno de los individuos que se encaró con Finkielkra­ut ha sido identifica­do, aunque todavía no se ha procedido a su detención. Se especula con que puede pertenecer a medios islamistas de los suburbios de la capital.

En una entrevista con Le Parisien, el filósofo explicó que la agresión tuvo lugar al salir de un taxi, cuando acompañaba a su suegra a su casa y se disponía a regresar a pie a su domicilio. “Hay un fuerte sentimient­o de hostilidad hacia los judíos, y yo pago mi notoriedad”, dijo.

Se da la circunstan­cia de que Finkielkra­ut fue uno de los intelectua­les que, al principio, mostraron simpatías por los chalecos amarillos, aunque ahora considera que seguir las manifestac­iones no tiene sentido. No es la primera vez que el movimiento da muestras de antisemiti­smo. Entre los chalecos amarillos hay gente de ultraderec­ha y de extrema izquierda. El antisemiti­smo, primitivo y visceral, es un sentimient­o compartido entre estos extremos, pues atribuyen a los judíos la responsabi­lidad en un sistema económico que ven injusto.

El ataque a Finkielkra­ut llegó pocos días después de que fuera noticia el aumento en un 74% de los actos antisemita­s en Francia durante

El episodio dispara la inquietud después de saberse que el antisemiti­smo creció un 74% en el 2018

el 2018. Las inquietant­es estadístic­as coincidier­on con las pintadas –una cruz gamada– sobre la foto de Simone Veil, supervivie­nte a Auschwitz, exministra y expresiden­ta del Parlamento Europeo.

Los chalecos amarillos se manifestar­on ayer de nuevo en París para festejar los tres meses de protestas, unas movilizaci­ones que van lentamente a la baja pero que no se extinguen. Una de las activistas más conocidas, la ayudante de enfermería Ingrid Levavasseu­r, que pretendía ser cabeza de lista en una candidatur­a a las elecciones europeas, hubo de salir de la manifestac­ión protegida por la policía al ser contestada por otros chalecos amarillos.

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ERIC FEFERBERG / AFP Alain Finkielkra­ut, filósofo francés objeto de injurias por un grupo de chalecos amarillos

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