El gran rompecabezas mundial
LA Conferencia sobre Seguridad que concluyó ayer en Munich ha puesto sobre la mesa el cisma cada día más evidente entre Estados Unidos y Europa sobre la forma en que la comunidad internacional debe enfrentarse a los diversos desafíos contemporáneos. Irán y el desarme nuclear fueron los temas que centraron los debates entre los intervinientes en el foro anual que analiza los problemas globales y cómo hacerles frente.
La divergencia atlántica se puso de manifiesto en las intervenciones de la canciller alemana, Angela Merkel, y del vicepresidente estadounidense, Mike Pence. La primera criticó el anuncio hecho por la Casa Blanca de retirar las tropas de Siria y se preguntó si no reforzará aún más la capacidad de influencia en la región de Irán y Rusia, para concluir que “las decisiones unilaterales no nos llevan a ninguna parte”.
La respuesta de Pence no fue nada retórica: “Ya es hora de que los aliados europeos se pongan de nuestra parte y abandonen el acuerdo nuclear con Irán”, al tiempo que exigió a Europa un apoyo más decidido a Juan Guaidó en Venezuela, para terminar agradeciendo a los países del Este europeo, el grupo de Visegrado, que se opongan al proyecto de gasoducto entre Rusia y Alemania a través del Báltico.
Respecto a los tratados armamentísticos, Merkel reclamó la participación de todos, incluida China, en las conversaciones para tratar de salvar los acuerdos tras la retirada de Estados Unidos del pacto sobre los misiles de alcance medio después de acusar a Rusia de haberlo violado. Una crisis que pone en riesgo el otro gran tratado, el New Start sobre reducción de arsenales nucleares estratégicos, firmado por Washington y Moscú en el 2010 y que vence en el 2021. El número dos estadounidense reclamó el liderazgo de su país en las crisis globales y aseguró: “Estamos más fuertes que nunca”.
El informe preliminar de los organizadores de la conferencia de Munich de este año se tituló significativamente El gran rompecabezas. ¿Quién recogerá las piezas?, para poner de manifiesto el fin del viejo orden global, liderado por Estados Unidos, y la creciente competencia entre las potencias mundiales, que crea confusión y desconcierto. La reunión de Munich no ha resuelto la cuestión central de hacia dónde camina el mundo y cómo resolver las crisis que se concretan en Oriente Medio, y especialmente la tensión Israel-Irán y el papel de Rusia, Venezuela, la tensión creciente entre Washington y Pekín, Arabia Saudí-Yemen o los conflictos de Ucrania, Afganistán o Nigeria.