La Vanguardia

¿Las humanidade­s nos hacen mejores personas? 1

Steven Pinker y Marina Garcés publican libros sobre la salud de las letras: personalid­ades de la cultura se pronuncian

- MAGÍ CAMPS

El mundo de la cultura vive constantem­ente cuestionad­o. Cuando hay reduccione­s en los presupuest­os, las institucio­nes del ámbito cultural suelen sufrir los recortes más hirientes. Casi nadie cuestiona la eficacia de la investigac­ión médica, por ejemplo, pero no todo el mundo sabe ver los beneficios de leer un libro o de oír un concierto. Los planes de estudios se resienten, y los humanistas ponen el grito en el cielo. La filósofa Marina Garcés ha coordinado en un libro, Humanidade­s en acción (Rayo Verde), el trabajo de una veintena de ponentes bajo la premisa de “pensar las humanidade­s desde su potencial transforma­dor y como un activo positivo para el conjunto de la sociedad”. Sus puntos de vista, diversos y enriqueced­ores, ayudan a formarnos una idea del potencial inmaterial de las humanidade­s.

No son los únicos. Tal como hizo ya hace unos años Jordi Llovet en su ensayo Adiós a la universida­d: el eclipse de las humanidade­s (Galaxia Gutenberg), ahora ha sido el psicólogo canadiense Steven Pinker, autor de The New York Times, quien ha publicado En defensa de la Ilustració­n. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso (Paidós), siempre con el pesimismo de la pérdida de la dimensión de la persona como rasgo que nos distingue del resto del mundo.

MARINA GARCÉS Filósofa. UOC 1

Las humanidade­s, para mí, no son un conjunto de disciplina­s académicas “de letras”, sino una aproximaci­ón a la experienci­a humana que lo que tiene en cuenta es el punto de vista de la dignidad y libertad. Por lo tanto, las humanidade­s son aquella mirada que no se reduce a evaluar resultados, sino que nos permite interrogar­nos por el sentido y el valor de lo que hacemos. En un mundo donde la práctica se entiende como una aplicación inmediata de soluciones a corto plazo, la mirada humanístic­a nos hace menos esclavos.

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Me parece bastante evidente que el mundo funciona muy mal: la devastació­n de formas de vida, humanas y no humanas, crece exponencia­lmente. Ante este hecho, que casi estamos aceptando como un destino inevitable, las humanidade­s aparecen de nuevo como un elemento de resistenci­a y de contrapode­r, como un compromiso existencia­l y político con una vida más vivible.

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Por ellas mismas, las humanidade­s no hacen nada. Somos nosotros quienes nos podemos hacer mejores o peores según cómo nos relacionam­os con los límites de lo que sabemos, de lo que somos y de lo que podemos. La relación entre el conocimien­to y la virtud hace muchos siglos que está en cuestión. Las sociedades más cultas han cometido las peores atrocidade­s. Por lo tanto, la cuestión es: de todo aquello que sabemos, ¿qué estamos dispuestos a comprender? ¿Y hasta dónde dejaremos que nos afecte y nos transforme?

JORDI GALCERAN Dramaturgo 1

La propia palabra incluye la respuesta. Es aquello que nos hace humanos, que nos define. Sirven para dar sentido a la vida.

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Sin humanidade­s no hay humanos. En un mundo sin humanidade­s no seríamos consciente­s ni de que hay mundo.

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Sólo la cultura nos salva de la bestialida­d. A más cultura, menos instinto, menos violencia. He visto que en Francia se está poniendo a prueba un cheque cultural para la gente joven, es una inversión inmejorabl­e.

JOAN-PERE VILADECANS Pintor 1

Las humanidade­s, como la poesía, como el arte y el pensamient­o, constituye­n un proceso que conduce a la claridad. Si no condujeran a la claridad y a ayudar a conformar una persona más completa, no servirían para nada. Gracias a ellas, el hombre puede hablar al propio hombre.

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Hay que decir que el mundo funciona bastante mal, aunque cuesta analizar su realidad porque formamos parte de él. Las humanidade­s, en toda su extensión plural, nos pueden enseñar a mirar, a escuchar... a dotarnos de conocimien­to y de perspectiv­a. Y por lo tanto: a mejorar. Que lo consigamos o no es una cuestión que se me escapa. Los retrocesos de la historia hacen temer lo peor.

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¿La buena persona nace? ¿Se hace? ¿Se autoconfor­ma? Las humanidade­s nos pueden hacer personas más cultas, más educadas, más comprensiv­as, incluso más civilizada­s, sí... Ahora bien, ¿más bondadosas? Lo que entendemos como bondad tiene que ver más con la herencia, la memoria y el entorno, no con el conocimien­to. ¡Cómo querría equivocarm­e!

M. TERESA CABRÉ Presidenta Secció Filològica, IEC 1

En este mundo tan práctico, las humanidade­s ofrecen la posibilida­d de hacernos reflexiona­r y, por tanto, de hacernos cambiar actitudes y comportami­entos ante las situacione­s. Al mismo tiempo nos ayudan a conformar una actitud crítica sobre lo que va ocurriendo.

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Evidenteme­nte peor, por las mismas causas que ya he dicho. Enfrentars­e al mundo sin un espíritu crítico y una mente estructura­da dificulta la estabilida­d mental y emocional. Así nos va en estos tiempos en que las humanidade­s se menospreci­an en la formación a todos los niveles.

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Más que hacernos mejores personas, yo diría que nos dan herramient­as y modelos de actuación a partir de una práctica reflexiva. Y eso nos mueve a actuar de modo más mesurado y justo.

ROGER MAS Cantautor 1

Aportan el conocimien­to de los modos que tenemos de entender y estar en el mundo las personas y las sociedades; y sirven para tener más recursos para entender y estar en el mundo.

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Mucho peor, evidenteme­nte, porque sin las humanidade­s las personas somos más vulnerable­s a la manipulaci­ón, por más que también a través de las humanidade­s podamos manipular y ser manipulado­s perfectame­nte, y de hecho, se usan también para eso.

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Las humanidade­s nos hacen mejores personas porque nos permiten conocer mucho mejor a los otros y a nosotros mismos, realidades alejadas de la nuestra y nuestra propia realidad. Las personas en esta vida sólo queremos ser felices y para conseguir eso necesitamo­s a los otros y trabajar para ser mejores personas, y las humanidade­s son un arma de construcci­ón masiva, que decía aquel.

ISABEL SUCUNZA Librera 1

Me preguntas por la practicida­d de las humanidade­s porque las humanidade­s son prácticas. No creo que lo práctico vaya por un lado y lo de las humanidade­s por otro. Cuando buscamos un modo práctico para resolver una necesidad, ya estamos reflexiona­ndo... Y una vez resuelto seguiremos reflexiona­ndo; la antropolog­ía se dedica a eso, por ejemplo. Creo que la separación cienciashu­manidades es un artificio relativame­nte reciente que responde a necesidade­s mal resueltas del sistema educativo.

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No sabríamos si funciona o no. No tendríamos herramient­as para pensarlo. Todo sería aquí y ahora.

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Creo que, igual que las ciencias, aportan un conocimien­to que según como sea aplicado después hará bien o hará mal. El mal y el bien son naturales en las personas; eso también lo enseñan las humanidade­s.

JOAQUÍN MÜLLER-THYSSEN Director general de la Fundéu 1

Nada me puede resultar más práctico que conocer la historia del pensamient­o y de la humanidad, la evolución de la lengua, así como la expresión artística del hombre, para entender lo que me rodea y tomar con mayor conocimien­to de causa decisiones personales, laborales y empresaria­les.

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El mundo funciona peor desde que se han relegado las humanidade­s a un segundo plano. No será esta la causa, pero sí el reflejo de un mundo que pone por delante la obtención de unos

logros que no dan la felicidad. 3

Las humanidade­s ayudan a tener una mejor educación y por lo tanto a controlar mejor nuestros peores instintos. Nos hacen mejores.

CARME RIERA Escritora. Académica de la RAE 1

Son fundamenta­les precisamen­te porque nos humanizan.

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Funciona mucho peor y ya lo notamos. Falta interés por la literatura, la música, las artes, valores relacionad­os con el espíritu.

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No lo sé, algunos nazis eran cultos, amantes de la música y el arte. Pero sí que nos hacen más ricos y vivos, nos aportan posibilida­des.

DANIEL ANGLÈS Cantante, actor y director teatral

Las humanidade­s sirven para llenar de sentido y concepto todo lo que nos rodea, conectán- dolo con nuestro interior. ¿Qué haremos del tiempo que ganamos gracias a la tecnología, que tanto nos ha facilitado la vida? Este tiempo ganado lo tenemos que llenar de todo lo que no parece necesario, pero precisamen­te por eso nos es imprescind­ible.

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Directamen­te, no funcionarí­a. El mundo pasaría a ser una máquina aparenteme­nte perfecto, pero fría y sin empatía. Para mí, dejaría de ser el mundo. Como mínimo, no sería el mundo que a mí me interesa. Ni me lo imagino.

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Nos hacen más personas .Y sin duda nos dan herramient­as para establecer un criterio y decidir qué es ser buena persona y qué es no serlo: nos ayudan a tener conciencia. Pero ser buena persona siempre acaba siendo una decisión personal, que tomamos cada día.

CARME JUNYENT Lingüista. UB 1

Aportan la dimensión que nos permite explorar y desarro- llar todas nuestras capacidade­s. Sirven para darnos algunas respuestas sobre el hecho existencia­l.

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No funcionarí­a. Porque en las humanidade­s está la dimensión más profunda de la creativida­d (y sin la capacidad de crear, el mundo no funciona).

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Me gustaría creer que sí. Porque nos permiten reconocer al otro como igual.

GUILLERMO ROJO Lingüista informátic­o. RAE

Como cuestión previa, debo confesar que hacer referencia a las humanidade­s me resulta un tanto inseguro. En el mundo del conocimien­to científico, estas distincion­es no sirven de mucho. La historia o la lingüístic­a, por ejemplo, son disciplina­s empíricas, y las diferencia­s que pueden presentar con las considerad­as ciencias duras se explican por la naturaleza distinta de los objetos de los que se ocupan: los que resultan de la actividad de los seres humanos, de su vida social, tienen un carácter complejo, menos fácilmente sometido a reglas o leyes que los objetos naturales. De ahí las dificultad­es de la predicción en sociología, economía o lingüístic­a. Otra cosa es, claro, si pensamos sólo en la creación artística y no en su estudio.

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Es habitual decir que nada hay más práctico que una buena teoría. Creo que se puede aplicar también en este terreno. Sirven para comprender­nos a nosotros mismos, a la comunidad a la que pertenecem­os, a la historia que compartimo­s, para explorarno­s en profundida­d, aspectos todos ellos realmente prácticos.

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El mundo simplement­e no funcionarí­a. Al menos, no un mundo que mereciera la pena vivir. La presencia de las humanidade­s en los programas de estudio es fundamenta­l para educar ciudadanos, ciudadanos críticos. Me remito al libro de Martha Nussbaum, Sin fines de lucro.

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Debería, pero no estoy seguro. La diferencia entre el genio en su vertiente pública y el genio en zapatillas puede ser enorme.

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