La Vanguardia

Histórico Heurtel

El Real Madrid se quejará formalment­e por la última jugada

- L. BUXERES

Dicen que cuando uno está a punto de morir le pasa toda su vida por la cabeza en un instante. Pero cuando lo que está en juego es un título ante el Real Madrid y en el WiZink, cada segundo se convierte en una eternidad. “Han sido los segundos más largos de mi vida mientras los árbitros miraban la televisión. No sé cómo explicar una victoria tan loca”, confesaba un eufórico Tomic, héroe casi por accidente. El jugador croata, gracias al instant replay y a la controvert­ida decisión de los árbitros, acabó firmando la canasta que decidió la final a pesar de los intentos de Randolph por impedirlo.

El Barça celebró largo y tendido su segundo título copero consecutiv­o sobre el parquet. Los aficionado­s blaugrana, en inferiorid­ad toda la semana y situados en lo más alto del pabellón, se acercaron a la pista y estuvieron coreando a sus jugadores hasta la saciedad. La alegría se había desbordado en las hordas barcelonis­tas. Ganar en territorio rival siempre tiene un punto de especial. “Me sabe mejor en un ambiente hostil como el de hoy”, señaló un feliz Pau Ribas.

Uno de los últimos en llegar fue Josep Maria Bartomeu, que viajó hasta la capital para estar junto a los suyos en la final. “Florentino me ha dado la enhorabuen­a por la victoria al final. Hemos empezado por la Copa y a ver si seguimos con la Liga y la Euroliga”, apuntaba sonriente. La final estuvo claramente marcada por los últimos segundos, en los que los árbitros asumieron tristement­e el protagonis­mo. Tanto, que el Real Madrid presentará una queja formal por la última jugada, el tapón de Randolph a Tomic. Lejos de la caballeros­idad que tuvo Florentino según su homólogo blaugrana, Felipe Reyes, capitán blanco, no pudo contener su rabia mientras encaraba los vestuarios. “Vaya puto robo. Es una vergüenza, que lo vea todo el mundo. Es tapón clarísimo”, gritaba el exjugador de Estudiante­s.

El Barcelona no quiso entrar en polémicas con su eterno rival a pesar de ser el más perjudicad­o en el partido. Una falta de Randolph a Singleton ilegal hasta en un ring hubiera cerrado el partido. “No soy un árbitro y no soy nadie para juzgar la jugada”, zanjaba el protagonis­ta blaugrana. “Ha sido una de las mejores finales de mi carrera”, prefería definir Pesic. “He jugado uno de los partidos más locos de mi carrera. Levantar 17 puntos demuestra que este equipo tiene carácter, hemos creído hasta el final”, añadía Adam Hanga.

Uno de los héroes del Barça fue Thomas Heurtel, que firmó 14 puntos en el último cuarto para voltear un partido que su equipo tenía perdido. El francés acabó con 22 puntos y fue proclamado por segunda Copa consecutiv­a mejor jugador del torneo (MVP), convirtién­dose en el primer jugador en repetir este galardón dos años consecutiv­os.

En cambio, para el Madrid la derrota supone la confirmaci­ón de que la Copa está maldita para los anfitrione­s. Desde el 2002, cuando lo hizo Baskonia, nadie ha levantado el trofeo en casa. Y la maldición del Madrid se prolonga ya 60 años. Sus dos últimos intentos ante su afición los ha cercenado el Barça (en el 2011 y el 2019).

Prácticame­nte hemos ganado dos veces la final. Es uno de los títulos más increíbles de mi carrera”

Yo creo que no es un tapón, sino un rebote. Pero lo que me han dicho los árbitros es que es canasta”

Hay un Dios allá arriba que nos ha devuelto la canasta de Chris (Singleton). No hay nada más que hablar”

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MARISCAL / EFE El francés Thomas Heurtel se escapa de la oposición de Campazzo

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